Sí como que hay que etiquetarlo para que tenga sentido en televisión.
Exacto y no solo en la tele. En la tele es más acusado porque se estereotipa todo mucho más, y se exagera todo mucho más, pero luego creo que en la sociedad también tenemos la misma necesidad de etiquetar todo lo que vemos y de prejuzgar todo lo que vemos. Y creo que también es parte del problema, porque etiquetamos todo, y asumimos concepciones que luego no se corresponden con la realidad y nos perjudican.
Centrándonos más en tu tema, “Ay, pequeña” es autoeditado y en tu primer álbum tampoco lo lanzaste con ninguna discográfica.
Es verdad que estoy independiente, pero mi álbum me lo editó Sweet Bird. Esta canción la ha editado y yo, porque para mí era muy importante, significaba mucho, y quería editarla yo.
¿Cómo es ponerte a los mandos cuando te persiguen esas dinámicas, esa infantilización?
También es algo de lo que habla la canción. Tengo un síndrome del impostor muy heavy. Es un problema a la hora de mandar a gente, y tomar decisiones, que digo “¡joder yo llevo dos años en esto! Me puedo fiar de mi instinto y tengo las cosas muy claras”. Pero llega un momento que digo, ¿en qué punto se acaba mi autoridad sí me fío más de la experiencia que tengan otros, pero a la vez no quiero dejar de hacer lo que quiero, pero me da mucha cosa mandarles porque les admiro? ¿Quién soy yo para mandar a esta gente? Muchas veces me cuesta mandar, por muy claras que tengan las cosas. Que al final se acaba haciendo lo que quiero, pero lo sufro mucho, mando las cosas como pidiendo perdón.
¿El álbum va por el mismo camino de la autoedición?
Pues no lo sé, igual hay algunas canciones que sí, las que sean más importantes para mí. Estoy a verlo venir, quiero ir haciendo esto poco a poco, hacerlo convencida, y no tengo ninguna prisa la verdad. Quiero ir sacando canciones poco a poco, y llegará el disco de forma natural.
