Pocos frikis como yo conocemos la trayectoria de la compañía británica Cornley Polytechnic Drama Society que se hizo muy popular tras llevar el peor Peter Pan que ha visto Reino Unido, que le ha servido para representar un fragmento de esta obra al príncipe Guillermo o que ha sido una revolución en Broadway, ganando el premio Olivier en 2015. La función que sale mal es el mejor catálogo de los gazapos que se pueden ver sobre un escenario, provocando una audiencia entregada a carcajadas, de las que me incluyo.
Adaptado del texto original de Henry Lewis, Jonathan Sayer and Henry Shields, en España no es una sociedad teatral, sino un grupo de actores universitarios que traerán una obra policíaca del estilo de Sherlock Holmes a descubrir el asesinato de un magnate.
La puesta en escena, texto y movimientos vienen calcados de la versión original y debo destacar que a pesar de ser una adaptación, se ha traído muy bien a nuestra comedia. El elenco mayormente no es muy conocido, lo que permite hacer creíble eso de “somos novatos intentando hacer una obra de verdad”, pero sobresale caras como la de César Camino que juega un papel secundario como técnico de sala.
Una obra 360
No todo lo que sucede en esta obra es en el escenario, ni tampoco todos los actores y actrices van vestidos de personajes de época. El juego de la puesta en escena, muy característica de la compañía madre, es que los técnicos realizan un papel protagonista aportando ironía, desencanto por su profesión y mucha espontaneidad.
Otro factor importante es que en estas obras no hay un protagonista que destaque y que el resto se mueva a su alrededor, sino que es una obra coral en que cada papel aporta en su justa medida, personalidad y decadencia.
Es una obra en el que decir “es horrible” es le mejor halago que se le puede decir y en el que disfrutarán todos los públicos. Resumiendo mi crítica, es una obra que merece la pena disfrutar, su elenco es perfecto y físicamente muy calcado de la producción original y ojalá haya más obras así en el futuro, porque hacía falta redescubrir la comedia elegante, fresca y con clase.
