Neuros Aires es la recopilación de vivencias que el autor Marc Caellas ha realizado en sus múltiples viajes a la capital Argentina. Con un juego de palabras, Neuros Aires es una construcción atemporal de diferentes momentos que ha vivido el autor.
Sus proyectos, sus sueños, sus descubrimientos bañan las páginas de esta lectura que podría incluirse tanto en una guía de viajes como en una obra biográfica sin olvidarnos de su forma irónica de contar su experiencia que te dibujará alguna sonrisa y te sorprenderá.
¿Es una obra biográfica, de ficción, un conjunto de historietas cuyo hilo conductor es Buenos Aires?
Es un libro híbrido, una mezcla entre libro de viajes, crónica urbana y diario personal, también es un ejemplo de literatura expendida en el sentido de que me alimento de los proyectos teatrales que llevé a cabo, que a su vez estaban alimentados de literatura. Así se fusionan la literatura con la vida, cosa que me parece muy propio de Neuros Aires, una ciudad que respira, vibra y se mueve con la literatura.
También trato de sostener el misterio y la ambigüedad del narrador respecto al autor. El narrador respira mientras el autor siempre va ahogado. Juego con el género de la no ficción, buscando un lector que acepte el desborde de sus límites, un lector que desconfíe de esa supuesta realidad que se narra. De ahí el uso de textos ajenos, que adopto o los tomo prestados, porque también quiero un poco desmontar estos prejuicios sobre cierta literatura del yo y expandirla hacia otros lugares.
Casi al final del libro hay una bibliografía con todas las referencias a las citas usadas dentro del libro, ¿Por qué?
Neuros Aires es el cuarto libro de una serie (Carcelona, Caracaos, Drogotá) y en todos ellos dedico especial cuidado a destacar todas las fuentes, citas, lecturas. Es un acto de justicia decir de donde vienen. También porque a mí las ideas se me ocurren leyendo, por tanto agradezco a esos autores la chispa para prender el fuego.
Los derechos de autor son el equivalente a los juicios de la moral
De toda la novela hay un capítulo que explicas un problema que tuviste sobre derechos de autor de una obra teatral, ¿hasta qué punto un autor puede citar obras?
Existe un derecho a cita, creo que las citas están bastante reglados. Sobre lo que reflexiono en ese capítulo es sobre la hipótesis de que todos los temas de derecho de autor de hoy son el equivalente a lo que hace un siglo eran los juicios de la moral.
Creo que es algo que está en proceso de cambio, pero la gente aún se aferra bastante a estos supuestos derechos que amparan a los herederos de un patrimonio literario.
Me indigna bastante que un certificado de matrimonio dé el derecho a no solo heredar el beneficio económico, sino a gestionar y decidir qué se publica durante setenta años después de la muerte.
Es también no entender que la literatura es una plataforma para crear otros proyectos artísticos y que dichos proyectos hacen que se vuelvan a leer una y otra vez esos libros. El error es verlo todo bajo el prisma del dinero y la propiedad privada.
Quise narrar esta historia porque me pareció absurdo todo lo que nos pasó.
Neuros Aires es una lectura que le van los extremos como el parque de atracciones absurdo, el mito que todos los argentinos son terapeutas. ¿Realmente Buenos Aires responde a sus estereotipos?
No, hombre, creo que no digo eso en ningún lugar del libro. Sí que es cierto que los porteños me parecen más habladores que caraqueños o bogotanos, por ejemplo. Los porteños ejercen la dialéctica como una de las bellas artes. Son inagotables en el arte de conversar, incluso en el acto sexual, el elemento verbal es clave.
Neuros Aires es mi Buenos Aires, justamente el cambio de título es para dejar claro el proceso por el que se ficcionaliza y se acota. Buenos Aires es una ciudad inabarcable y nada más lejos de mis intenciones pontificar de cómo es la ciudad. esto es así, esto asá. Mi modesta aspiración es narrar la mirada singular de un extranjero que puso el cuerpo, se enamoró, tuvo amigos, leyó, caminó en la ciudad y ése texto, Neuros Aires, es su ciudad.
Oye Marc, ¿Todo lo que hay en Neuros Aires son vivencias tuyas, personales o hay ficción?
Parto de situaciones en las que me he visto inmerso y a partir ahí la narración adquiere su propia deriva y es inevitable ficcionalizar porque la memoria es traicionera y porque la verdad que se busca no es la periodística sino la literaria. El reto está en no quedarse en la anécdota, sino que ésta sea el pretexto para generar espacios poéticos, emotivos o de risa.
Es generar un artefacto literario que funcione por sí mismo.
La forma de escribir que tienes a mí me ha generado ver tu mundo en un tono sepia.
Bueno, es interesante esto que dices. Pienso que los escritores tratamos de reflexionar de manera intensa sobre nuestras experiencias. Para ello necesitamos tener por lo menos dos países, el país del que somos y el país en que realmente vivimos. El segundo es romántico, no es “real”, pero está ahí. Quizás ese segundo país mío se ve en sepia. Me gusta la imagen.
Sobre tu proyecto de performance literaria de conversas en un vuelo Argentina Barcelona y que se truncó, ¿Sigue en pie la posibilidad que la realices en un futuro?
Algunos proyectos, cuando fallan, se quedan en la carpeta de por hacer, lo que implica que puede que algún día se hagan o puede que no. Digamos que ése fue un delirio divertido y estuvimos a punto de hacerlo, pero a última hora los autores en los que pensamos se bajaron del avión, casi literalmente.
Hay otros debates interesantes planteados en este libro y es por ejemplo, la mercantilización de la religión católica en ese parque de atracciones cristiana.
Estaba en Neuros Aires el día que nombraron al Papa argentino, Francisco. A pesar de que parecía que recuperaba cierto espíritu compasivo de la iglesia, cierta empatía con los más frágiles, al final todo es una falacia. Los argentinos son buenos en márqueting. Para mí este Papa es un “chanta”, el equivalente aquí de un cantamañanas, que gestiona una multinacional con grandes beneficios económicos.
Yo creo que uno de los problemas del catolicismo es la poca seriedad con que se lo toman sus fieles. Si crees en algo tienes que ser un poco fanático. ¿Por qué parece más fuerte hoy en día el Islam o Judaísmo? Pues porque creo que sus líderes imponen una doctrina que hay que cumplir a rajatabla. O sea que si tienes que rezar cinco veces lo tienes que hacer y punto, la idea ésta del católico que si no lo haces no pasa nada… Toda esta gente que dice ser católico no practicante es absurdo. Nadie dice que es homosexual no practicante o soy fumador no practicante. O practicas o no practicas.
