Txell Bautista: “No podemos evitar la realidad, pero se puede trabajar para cambiarla”

¿Empezaste a trabajar por obligación?
Empecé con dieciocho años porque me gusta trabajar, soy un culo inquieto y me gusta gastar. Vengo de una familia de clase media en la que por suerte ambos trabajaban y como lo hacían los dos, por suerte, entraban dos sueldos a casa, lo que nos permitió vivir cómodamente. Normalmente, antes solo entraba un único sueldo y esto hacía que mi hermano y yo pudiéramos disfrutar de una serie de posibilidades como mandarme los veranos a Irlanda a aprender inglés.

Mis padres tenían muy claro y además me inculcaron, que la formación era importante y todos sus esfuerzos consistieron en poder recibir todas las herramientas formativas que podían brindarnos.

¿Te hablaban en castellano en casa, eso es muy habitual en las generaciones anteriores?
Mis padres entre ellos hablaban en castellano, aunque con nosotros hablaban en catalán. Es que en Montcada era muy común hacerlo, piensa que hay una mezcla de personas procedentes de Murcia, Andalucía o Extremadura y mi padre, por ejemplo, era de familia murciana.

Tienes dos hijos, ¿te preocupan los valores que se muestran en el entorno y sobre todo en las redes con ideas machistas preocupantemente aceptadas?
Tengo la suerte de tener un niño y una niña y de tener la oportunidad de educarlos en la igualdad por una cuestión de convicción y también porque en mi casa me educaron de esta forma cuarenta años atrás. Tengo la experiencia de ver cómo un niño y una niña se les puede educar en épocas diferentes pero de la misma manera, con la igualdad total. No significa el uso del rosa y del azul, sino en las pequeñas cosas y lo que se trasmiten en casa.

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¿Me preocupa lo que hay? La verdad es que me preocupa todo lo que veo, pero trabajo para intentarlo cambiar.

No significa el uso del rosa y del azul, sino en las pequeñas cosas y lo que se trasmiten en casa.

¿Es una tarea fácil?

No, no lo es, pero es más sencillo de hacer, se trata de un concepto de perspectiva cultural. Aquí vamos más adelantados respecto a otras regiones, pero muy atrasados en comparación con otros países europeos, pero se está trabajando desde las pequeñas acciones, también de la forma que nos hablamos, ya no menciono el lenguaje inclusivo, pero sí en la forma que nos dirigimos a nuestros hijos, lo que ven y el comportamiento.

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También creo que las instituciones deberían tomar parte en este trabajo, porque lo que sucede fuera también afecta en el aprendizaje y si miramos Internet, Internet es muy global. Internet no deja de ser un reflejo de la realidad nos guste más o menos lo que vemos. Hay quién dirá que en Internet hay una exageración de la realidad y no lo es.

En Internet hay violencia machista, donde hay violencia de cualquier tipo, ya sea de género, sexualidad, religión, raza y todo y se tiene que trabajar.

Tengo mucha fe en las nuevas generaciones, sobre todo esta nueva generación Z, porque realmente quiénes harán ese cambio que afectará a mis hijos va a ser esta generación Z, puedo contribuir, pero no puedo ayudar. Y esta generación es mucho más abierta que la mía y solo puedo ayudar a darles las herramientas para conseguir la plena igualdad.

Siempre hablo de Davos, este ejemplo que me parece una aberración, pero se dice que treinta hombres cisgénero afirman que conseguiremos la plena igualdad en el 2156.
En resumen, no me preocupa lo que haya en la Red, porque espero antes haber educado a dos seres humanos libres e iguales que podrán elegir, bien o mal, pero tendrán herramientas para hacerlo sabiendo todas las consecuencias.

Tengo mucha fe en las nuevas generaciones, sobre todo esta nueva generación Z, porque realmente quiénes harán ese cambio que afectará a mis hijos va a ser esta generación Z

¿Cuándo hablas de igualdad…?
Cuando hablo de igualdad no me refiero solo en la relación entre hombres y mujeres, hablo de muchas cosas que se engloban en el respeto de muchas cosas que atañen básicamente a las personas y cómo creo en esto, en mi casa se educa de esta forma.

No podemos evitar la realidad, pero se puede trabajar para cambiarla.

Escuchándote hablar, puede que inspires a personas a tomar riendas en sus valores, ¿te sientes cómoda sabiendo que puedes ser un ejemplo para alguien?
Para nada, inicialmente me sorprendía y te tengo que confesar que me gusta. La inspiración no deja de ser el motor que produce que tú después puedas tomar tus decisiones. Yo no cambio las decisiones de las personas, simplemente explicas una historia.

Una de mis charlas se llama “Sin Miedo a Goliat”, tiene éxito y me piden que lo repita una y otra vez, porque es la versión de mi vida de una historia de la que todos nos podemos encontrar representados una vez en la vida. Lo que demuestro es que tú puedes ser un referente, contar que eres un ejemplo de éxito y que la gente crea que todo fue fácil, pero en realidad para llegar aquí ha habido muchos esfuerzos y obstáculos que hemos tenido que lidiar. También sirve para preguntarnos qué consideramos éxito, ¿es dinero? ¿Mejor posición laboral? Eso es muy importante reflexionar.

Me parece brutal el poder de inspirar a otras personas, me gusta porque demuestras que somos seres vulnerables y la gente vulnerable me gusta, porque somos humanos.

Entonces, explico mi camino, ¿podía haber salido mal? Seguro, ¿me ha ido bien? Pues sí, pero también ha habido otros factores. Soy una mujer muy trabajadora.

Yo me siento muy segura de mí misma y eso se trasmite, pero para conseguir estar segura de sí misma, a pesar de tener mis dudas y mis cosas, que seguirán estando ahí, me ha costado muchas sesiones con psicólogos.

No me avergüenzo admitirlo, he necesitado la ayuda de psicólogos este año y medio a causa de la muerte de mi padre y es incluso bueno decirlo. Cuando he necesitado ayuda, tanto en la vida privada como en la vida profesional, es muy bueno pedirlo, es imposible hacerlo todo solo.

Soy una mujer muy trabajadora.

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