Hablar con Inazio siempre es un acierto como periodista, una mente tan imaginativa y reflexiva se extiende en oleadas de pensamiento. En esta ocasión volvemos a coincidir con él para el anuncio de su actual gira, gira en los que reproducirá su último trabajo «Música para bailar sobre el agua» y el porqué su último sencillo, «KATNISS«, fue lanzado posteriormente.
Si no has leído la anterior entrevista que tuvimos con Inazio, te recomendamos que comiences por esa parte y regreses a esta nueva etapa, porque muchas de las referencias se deben al anterior encuentro. Dispones del enlace aquí.
Oye, Ignacio, tengo que decirte que felicidades por ese discazo que hiciste. Por cierto, la entrevista que hicimos tú y yo me moló muchísimo y sigo escuchando tus canciones. Pero llega un momento importante en tu vida: la gira. ¿Cómo lo llevas?
Muy bien, feliz. La gira es lo mejor que hay para un artista: poder cantar tus canciones, defenderlas, el directo, la gente, las emociones, las energías, la carretera… Todo es la leche. Incluso lo más aburrido o lo peor merece la pena, porque se justifica.
«Sigo pensando que los conciertos duran muy poco»
¿Cómo han sido esos preparativos? Recuerdo que cuando hablamos del disco había muchísima información, muchas texturas con ese agua que iba creciendo, surcando, evolucionando en tu vida. ¿Cómo vas a llevar esa historia al público?
Fíjate, creo que no es tanto una cuestión de atrezo ni de visuales o luces, aunque por supuesto que las hay y es un currazo. Más bien, es por la propia banda, el aura de los músicos y mi performance. Ahí es donde brilla y donde se puede ver el agua. Había tres opciones: hacer algo tranquilo, algo sereno o algo cañero.
¿Y tú, Inazio?
Evidentemente, me fui por el cañero. A muerte. Creo que también la gente que tenía la idea de un disco como «oh, qué bonito, el agua, un río», se va a encontrar con las horas chocando contra el acantilado. Se ha demostrado en los dos primeros conciertos de la gira, tanto en Bilbao como en Valladolid, que han sido otra movida.
Sigo pensando que los conciertos duran muy poco. Por ejemplo, en la Riviera la semana que viene, estaré sobre el escenario solo 1 hora y 20 minutos, y me da rabia. Es mucho tiempo, pero generalmente la gente hace 1 hora, 1 hora y 10 minutos. Yo, por cantar más canciones que a la gente le mola y por ampliar la experiencia, quiero tocar más.
¿Por qué la limitación de 1 hora y 20 minutos y no precisamente dos horas, Inazio?
Creo que son dos cosas. Por un lado, la modernidad ha decidido que todo tiene que ser súper veloz. Todo tiene que hacerse ya, y cuantos más impulsos y golpes en poco tiempo, mejor. Entonces, se prefiere un concierto de 1 hora con muchas emociones que uno de 2 horas en el que puedas masticar una emoción o un sentimiento.
Emocionalmente, es mucho más sano para los artistas, porque nos das la posibilidad de jugar con tus emociones y sentimientos. No es simplemente soltarlo todo de golpe, sino que empiezas el concierto de una manera, bajas el ritmo, lo vuelves a subir, y así sucesivamente. Si lo haces con más tiempo, el espectador disfruta muchísimo más.
Además, supongo que hay gente que decide, en vez de tocar todas las canciones que tiene y darle al público lo que quiere, tanto las viejas glorias como los nuevos hits, decide cantar solo unas o las otras. Entonces, no das la posibilidad de disfrutar de todo el repertorio. Yo, que soy un poco pesado y vanguardista, y voy a contracorriente, digo: mira, yo quiero hacer las dos cosas, cantar el disco nuevo y lo antiguo, y que sea largo.
«Si lo haces con más tiempo, el espectador disfruta muchísimo más»
¿Existiría la posibilidad de que al final de la gira, aunque sea, hubiese al menos una única fecha en la que Ignacio hiciera una noche entera con todo su repertorio, con calma, disfrutando, contando anécdotas entre una canción y otra?
Eso puede que sea el sueño de todos los artistas y músicos. Para mí sería glorioso. No se contempla, pero me acabas de dar una idea bastante cojonuda.