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Voy a quedarme

Capítulo 7 – Álex

Portada de Voy a quedarme en el que se muestran dos chicos con una tierna mirada detalle
Fotografía de Dario Cavero (@dario.cavero), Alex Peñas (@alexpg2) e Isma O'Sullivan (@_osullivan_)

Poco después, llegamos a la boca de metro. Me voy despidiendo de cada uno (a pesar de que la gente tiene demasiada prisa por entrar y esperar cinco minutos al maldito transporte público) y doy media vuelta para recoger el coche. Saúl parecía un disco rayado mientras articulaba las palabras de despedida. Sin duda tiene mucho que aprender, y muy poco tiempo para hacerlo si no quiere que acaben con él.

No tardo en llegar hasta mi Citroën Twingo de color gris perla. El pequeño y yo llevamos juntos varios años, desde que mi hermano se compró uno nuevo y este me lo regaló por sacarme el carnet de conducir.  Me lo regaló con el interior hecho un asco, y tuve que ingeniármelas durante dos semanas para quitar toda la suciedad. Además, cada dos meses y medio le doy una limpieza exhaustiva a pesar de quitar toda mancha, pelusa o polvo que veo.

De camino a casa de Alicia, en la radio suena la nueva canción de un grupo. Reconozco que yo soy de otro género musical, pero el ritmo, la letra y ese mensaje que deja me gustan. Si tuviera que ponerla en alguna historia, iría precisamente en el momento en el que los protagonistas reconocen definitivamente sus sentimientos, con secuencias de ambos tomando el camino para decírselo al otro. Y culminaría con una frase que se te queda en el corazón y un beso para que el espectador se emocione.

Y pensar demasiado en esa escena casi hace que me pase un semáforo…Debería dejar de hacerlo mientras conduzco.

Consigo aparcar en un buen sitio cerca del bloque de mi novia, algo que no suele suceder. Si hiciera caso a mi instinto, no debería confiarme: no se regalan duros por cuatro pesetas. Pero opto por no darle importancia, mandarle un mensaje a Alicia y esperar a que me dé luz verde para subir a verla. No se hace de rogar y subo en seguida. Tras dejar las cosas en su habitación, decidimos ver una película mientras esperamos a que llegue la pizza que pedimos para cenar. Sus padres no volverán hasta el domingo, así que tenemos unos días para nosotros dos. La película me resulta aburrida, aunque los planos, la elección de secuencias y los efectos especiales la salvan de que la critique a más no poder.

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