Marcos Nieto
Marcos Nieto

Marcos Nieto: «Mis personajes tienen días buenos y días malos»

El autor Marcos Nieto presentaba en YOUNG «El Juego del Mal«, decimoquinta novela. El 2024 publicó también «El último cielo perdido».

El Juego del mal arranca con el hallazgo del cadáver de una mujer vestida con ropas de muñeca aparece en la exclusiva urbanización de La Moraleja. Su rostro ha quedado irreconocible de un único disparo y sus huellas dactilares no constan en ninguna base de datos. Pero lo que más sorprende a Álvaro de la Torre y a su compañera Elsa Bermejo, inspectores de homicidios, no es su extraño aspecto, sino la cicatriz en forma de «M» que esconde detrás de la oreja: una marca que conecta el crimen con el asesinato de una niña sevillana en 1982.

Siempre fiel a sus instintos, el inspector De la Torre se enfrentará a sus propios fantasmas mientras lucha por resolver el caso más perturbador y personal de toda su carrera. Treinta y seis años después, cazador y presa vuelven a encontrarse. Las piezas del puzle están a punto de encajar.


Marcos Nieto, bienvenido a YOUNG, empecemos a desgranar «EL juego del mal». ¿la historia está inspirada en un caso policial real?

No, no me he inspirado en nada para esa parte. Pero evidentemente, con la desaparición de unos niños siempre te va a recordar a otra desaparición de unos niños, porque desgraciadamente aquí en España tenemos incluso algunos casos que están sin resolver. Ahora no me acuerdo del niño, es que Jeremy o algo así que desapareció y que yo sepa no se sabe nada de él. Y claro, es normal que la desaparición de unos niños pues te traiga a la memoria otros crímenes reales. Pero inspirarme en nada a propósito, no.

«Quiero escribir sobre los bares a los que yo he estado»

¿Cómo nace esta novela? ¿En qué momento decides escribir esta historia con este thriller tan sangriento y con este malo tan malo?

Yo venía escribiendo todas mis novelas ambientadas en Estados Unidos. Llámale comodidad o porque encajaban mejor las historias que me venían a la cabeza. En Estados Unidos, todo el mundo lleva pistola, los detectives van más a su aire, pasan menos por la comisaría, es como que les dejan hacer lo que les dé la gana mientras lo hagan bien. Entonces dije, basta, se acabó, yo quiero escribir sobre España porque yo quiero escribir sobre los bares a los que yo he estado, que ese tipo de bar con el jamonero. Yo quiero escribir sobre un tío que se echa la siesta, que se toma un carajillo, que juega a las cartas. Me apetecía mucho y entonces pensé en una historia que casara más con lo que se suele ver aquí en España, aunque obviamente es ficción.

Te quería preguntar si el cambiar de escenario a algo más cotidiano, más español, más para nosotros, poco glamuroso, digamos, te ha supuesto en algún momento la dificultad de decir: «¿Es que no le estoy encontrando el atractivo porque estoy acostumbrado a hacer Estados Unidos?»

No, no, para nada. Me costó el cambio en el sentido de la investigación policial, que es muy diferente. Todo cambia absolutamente todo. Me tuve que estudiar mucho ahí y por fortuna conozco a un policía de mi pueblo, policía local, pero que estudia mucho porque quiere ascender y tal, y que conoce el procedimiento policial de una forma que te sorprende en un policía local. Me viene muy bien a la hora de cuando tengo una duda muy potente de ese inspector que encuentra algo. ¿Y qué haría exactamente? ¿Qué medidas tomaría?

«A mí me gusta el malo malísimo, pero con un motivo que te pueda llegar hasta sentir pena»

Hay un elemento muy interesante en tu novela y son dos cosas: la construcción de un protagonista a tu edad no le diría aturdido, pero sí afectado por su pasado y que todo el rato está rememorando lo que le pasó. Y, por otro lado, tenemos a un malo muy malo que también tiene una explicación del porqué hace lo que hace. ¿Cómo se te ocurrieron estos personajes?

A mí me gusta el malo malísimo, pero con un motivo que te pueda llegar hasta sentir pena. Ayer, en una reseña puso una chica: «Me ha gustado porque me he sentido», lo ponían entre comillas, «empatía con el asesino».

Y mira que es malo, pero tiene unos motivos muy curiosos como tú has dicho muy elaborados. Es complicado, pero está todo explicado y sino en la novela, entonces yo lo que pretendí es el niño que sufre un mal y ese niño cuando se hace mayor y cree que jamás va a averiguar lo que pasó, de golpe, encuentra un hilo del que tirar y ahí empieza la casa del inspector y el quién y quién hizo eso.

No hay 36 años de diferencia, lo que es muy extraño ya en sí. Eso es un misterio, porque si el asesino digamos que tenía la edad más o menos habitual de un asesino de este tipo que son en torno a 40. En el 2018 tendría 76 años, claro, con 76 años, ellos no ven posible que un señor secuestre a una chica como la que encuentran en La Moraleja con esa conexión con el crimen del pasado, porque la chica de La Moraleja no muestra síntomas de haber estado mucho tiempo en una en un sótano, en ningún sitio.

La chica de La Moraleja está totalmente fuerte con muslos así apretados y dicen, esto es imposible que. Que sea un señor de 76 años. Luego no la pueden identificar a pesar de tener las huellas dactilares, o sea, no consta en ninguna base de datos.

Va vestida como una muñeca que es muy sorprendente, muy extraño, con unos vestidos rosas y con cara de gatitos. O sea, claramente la han vestido como una muñeca. No es una casualidad, están en pleno agosto que hacía una chica en La Moraleja, es ciudad de muñeca con una marca. Que es la que la conexión con el crimen del pasado y que ha hecho para que le peguen un tiro con ellos, en principio balística forense, cree que el tamaño del impacto y tal eso es un rifle. Claro, empiezan ahí los misterios.

«Yo escribo lo que me gustaría a mí leer»

Hay una cosa que me llama la atención y son tus citas al principio de la novela: una es de John George, el asesino del baño ácido, y el otro es de Eric Harris y Dylan Klebold. Me interesa mucho la segunda. «Los directores se pelean por los derechos de nuestra historia. ¿Nos preguntamos quién la llevará al cine si Spielberg, Quentin Tarantino?» ¿Podría significar en cómo tú te autocríticas a ti mismo?

Sí, hay una línea muy fina entre que el lector diga: «Esto es increíble, pero al final ha estado de maravilla, todo ha cuadrado», y que el lector diga: «Esto no se lo cree ni harto vino». Entonces yo sí pienso en el lector cuando escribo.

Yo escribo lo que me gustaría a mí leer. Muchas veces hago cosas sabiendo que a muchos lectores no les va a gustar, pero a otros sí. A todo el mundo no le puedes gustar, eso ya tienes que empezar partiendo por ahí, es imposible.

«Las novelas van a estar totalmente separadas»

¿El juego del mal ya estaba concebida en un primer momento en 3 partes?

No, las novelas van a estar totalmente separadas; no es una trilogía, es una serie. Cada novela tendrá a los mismos protagonistas y seguirá el hilo principal. Obviamente, Álvaro de la Torre seguirá teniendo su pasado, estará su madre y estará su hermana Azucena, ya recuperada. Elsa, por su parte, seguirá mejorando en su vida.

Por ejemplo, en la tercera novela, la historia empieza con Val, un personaje que nunca ha salido en primera persona, lo que aporta originalidad. El caso está un poco relacionado con este personaje, quien es el inspector jefe que supervisa a Álvaro y Elsa. Cada novela tendrá su propio caso, que empezará y acabará en la misma entrega.

La segunda y la tercera novela tendrán dos casos cada una: uno que los protagonistas resolverán y otro que se irá desarrollando a lo largo de la serie.

Siempre estarán Álvaro y Elsa como personajes principales, pero habrá dos personajes secundarios bastante importantes que permitirán expandir las historias mientras la serie vaya bien.

Si fueses profesor de literatura y tus alumnos tuvieran que leer El juego del mal, ¿qué pregunta te harías?

Lo que más me gusta de escribir es el proceso del «mierda de capítulo» al «pedazo de capítulo». Me encanta ese proceso. Escribir tiene muchos procesos, claro. Por ejemplo, el croquis que estoy haciendo ahora es entretenido, pero también un poco estresante porque, como metes muchas cosas, las tienes que ir ajustando y revisando. Busco mucha información por internet. La tercera novela es muy carcelaria, por ejemplo, y ahora estoy estudiando todo el tema de las cárceles de España: cómo funcionan los módulos, los funcionarios de prisiones, lo que ocurre cuando privan a los presos de ciertos derechos, etc. Todo el tema es que ahora estoy en ello y cuando veo algo muy concreto, lo pongo en el croquis en la parte donde lo necesito.

Ayer me leí una entrevista inmensa de un preso que hablaba de cómo es la vida en la cárcel. Claro, primero escuché a un preso y luego a un funcionario de prisiones. Parece que uno dice lo que dice el otro, claro. Entonces, cuando hable el funcionario de mi novela, hablará como el funcionario que leí en la entrevista, y cuando hable el preso al que van a interrogar porque hay conexión con él en los asesinatos, hablará como hablaba el preso de la entrevista. Esto es para darle realismo y que todo cuadre.

¿Hay alguna pregunta que te gustaría que te hicieran sobre El juego del mal que no te hayan hecho?

Nunca me suelen preguntar qué es lo que más me gusta de escribir. Eso debería ser la pregunta base casi.

Marcos Nieto: ‘La sinfonía del miedo’ será el título de la segunda parte de ‘El juego del mal'»

¿Qué es lo que más te gusta de escribir?

Pero la parte que más me gusta de escribir una novela, y me suele pasar a menudo, es cuando escribo un capítulo de 10 páginas. Cuando acabo, digo: «Qué mierda de capítulo he escrito». Tal cual lo digo así, y no sé si borrarlo. Pero entonces es como que me froto las manos y digo: «Pero es que se va a convertir en un capítulo». Empiezo a repasarlo y a revisarlo una y otra vez, añadir por aquí, añadir por allá, quitar por aquí, poner otras frases, tener algo que me viene de un pensamiento, y tal. Cuando ya lo leo tranquilamente, lo he podido repasar 100 veces, digo: «Peazo capítulo que me ha quedado». Ese proceso del «mierda de capítulo» al «pedazo de capítulo» me gusta mucho.

Lo que menos me gusta, obviamente, es corregir. Pero ya al final, cuando la editorial ha hecho un trabajo fabuloso con la novela, tienes que leerla de nuevo después de haberla leído en tu casa 10 veces, otras 10 más. La décima vez que me la leí, lo hice en un día, de una sentada, y ya no sabía ni lo que leía, se me cruzaban las letras. Esa es la parte más tediosa, digamos, pero forma parte del proceso y, además, es muy importante. La hago con todo el cariño del mundo, pero hay que admitir que todos los trabajos tienen sus partes buenas y sus partes malas.

¿Posible título para la segunda parte?

El título que yo tengo es «La sinfonía del miedo», pero pasará por la editorial y la editorial me dice que no le gusta y ya la hemos liado.