Iker Lastra, Elisa Hipólito, Antonia Paso, Cristina Bertol y Roger Berruezo son los protagonistas de la obra «Un monstruo viene a verme«. La obra es una producción de LaJoven/ Fundación Teatro Joven que han invitado a acompañarles a la Sociedad Española Contra el Cáncer. Hasta el 19 de abril estarán representando la obra en el Teatre Apolo de Barcelona, después LaJoven se marchará a Málaga y a Mallorca con su Monstruo. Puedes comprar las últimas entradas en Barcelona aquí.
La obra recoge el testigo de los personajes creador de la mente de Patrick Ness («A Monster calls») y llega a España con una adaptación dirigida por José Luis Arellano García.
Del éxito del libro, pasando por el cine, llega ahora el Monstruo al teatro
Conor es un joven inglés de 13 años que, tras la separación de sus padres, se convierte en el hombre de la casa y el encargado de llevar las riendas del hogar. Con su joven madre enferma, el pequeño intentará superar todos sus miedos y fobias con la ayuda de un monstruo. Fantasía, cuentos de hadas e historias imaginarias del pequeño se verán las caras no solo con la realidad, sino con su fría y calculadora abuela.
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Felicidades por el estreno, ¿Te emocionaste?
Iker Lastra: Sí, es imposible no emocionarme. Fue un día especial porque mi familia vino desde Bilbao a verme. Además, fue mi estreno, así que fue una experiencia muy compartida y emotiva.
El peso de la obra recae sobre ti. ¿Qué monstruo tenías en mente al preparar el personaje?
Iker Lastra: Partí de mí mismo, imaginando que Connor soy yo a los 12 o 13 años. No escapé de mis miedos porque creo que el público tampoco puede hacerlo. El teatro es un reflejo de quien lo ve, y cada persona puede tener una experiencia diferente. Este monstruo es muy particular porque me permite viajar con las heridas de mi infancia de una manera dulce y tierna.
El teatro es un reflejo de quien lo ve

¿Qué mensaje te darías a ti mismo al principio de tu carrera como actor?
Iker Lastra: Me encanta esta pregunta porque me la he planteado muchas veces. Le diría a mi yo más joven que no diera tanto el coñazo a mi entorno, incluyendo a los directores de casting, por querer pertenecer a un lugar. A veces intentamos pertenecer a lugares porque sentimos que no lo merecemos. También le diría que lo más importante en esta profesión es tener una buena vida personal. Cuanto más feliz te sientas fuera de la profesión, más calmado y menos en deuda te sentirás con ella.
¿Qué me hace sentir mi monstruo?
¿Qué legado quieres dejar a la gente que vea tu monstruo?
Iker Lastra: Me encantaría que la gente se preguntara: «¿Qué me hace sentir mi monstruo? ¿Estoy de acuerdo con este monstruo?» y que se dieran cuenta de que la vida es como un árbol milenario, que pasa por muchos colores y experiencias. Me gustaría que la gente se preguntara: «¿Cuál es mi propio monstruo? ¿Cuál es mi propio color? ¿Cuál es mi relación con la gente que me hace sentir cosas buenas o malas?» y que intentaran recuperar lo que realmente les hace sentir bien.

¿Qué aprendizajes te llevas de interpretar a Connor?
Elisa Hipólito: Me llevo muchísimos aprendizajes. Connor es un personaje muy alejado de mí, y he aprendido a escuchar a mis compañeros y a recibir lo que me dan. También he aprendido a entender el personaje a fondo y a viajar con él a través de sus emociones. Trabajar con la Asociación Española contra el Cáncer ha sido un regalo como actriz, y me llevo muchos aprendizajes de este proceso.
Connor es un personaje muy alejado de mí
¿Cómo te sientes cuando termina la función?
Elisa Hipólito: Me siento muy liberada. Es una función muy dura, pero también muy liberadora. Me permite viajar a través de muchas emociones y me siento muy afortunada de poder contar esta historia cada día.

¿Qué conflicto tiene Connor a lo largo de la obra?
Elisa Hipólito: El mayor conflicto de Connor es que nadie le dice la verdad sobre la enfermedad de su madre. Se siente invisible y explota en una escena en la que le dicen que ya no le ven, que es invisible. Connor sabe lo que va a pasar, pero no se atreve a enfrentarse a ello. El monstruo viene a acompañarle en ese proceso de enfrentarse a la verdad y hacer el duelo.
Ha sido muy bonito porque me permite tocar sitios muy complejos
¿Cómo ha sido el trabajo de preparación para tu personaje?
Elisa Hipólito: Ha sido muy bonito porque me permite tocar sitios muy complejos que en la vida no me enfrento. Ponerlos en pie en un escenario es un regalo. Mis compañeros me lo ponen muy fácil porque trabajar con ellos es maravilloso. También he aprendido mucho sobre el cáncer gracias a la Asociación Española contra el Cáncer, y eso me ha ayudado a transmitir mejor la historia al público.
¿Cuál fue la mayor dificultad al interpretar a la madre de Connor?
Cristina Bertol: La mayor dificultad fue saber que desde el principio este personaje es el único que ve el abismo, que ve ese lugar que el resto de personajes no ven y que no quiere que Connor vea. Es muy importante tener esa noción. Ella sabe los límites a los que se pueden llegar, pero también es madre y quiere proteger a su hijo. Hay una contradicción entre saber que se va a morir y tener esperanza. Ella se agarra a esa esperanza porque es lo que quiere enseñar a Connor.
Raparme la cabeza fue muy duro para mí

¿Cómo ha sido tu experiencia personal con el cáncer y cómo te ha ayudado en tu interpretación?
Cristina Bertol: Yo soy paciente oncológica y tuve cáncer hace tres años. Sé lo que es vivir todo esto. El tratamiento oncológico es muy abrasivo y cambia mucho tu vida. También hay un estigma con la imagen, especialmente para las mujeres.
Raparme la cabeza fue muy duro para mí porque cambió todo lo que yo creía que era. Pero también me di cuenta de que la gente te trata como si ya te fueras a morir, y eso es muy difícil. En el hospital vi muchas cosas y conocí a muchas personas que también estaban pasando por lo mismo. Este personaje es muy especial para mí porque me permite ir a lugares que conozco muy bien y contar esta historia desde una perspectiva muy personal.
Es muy bonito ver cómo se conectan con la historia y con los personajes
¿Qué sensación te llevas de las reacciones de los adolescentes que ven la obra?
Cristina Bertol: Los adolescentes tienen mucha inquietud por saber y se meten de lleno en la función. Se emocionan mucho y viven el viaje con nosotros. Es muy bonito ver cómo se conectan con la historia y con los personajes. La respuesta del público adolescente está siendo muy positiva porque ellos están a tope con nosotros.

¿Qué fue lo peor que recibiste de tu entorno durante tu tratamiento?
Cristina Bertol: Lo peor fue que me fragilizaran. La gente te trata como si fueras una vasija de cristal que se va a romper. Te miran con pena y te tratan como si ya estuvieras en la tumba. Eso es muy difícil de soportar porque te hace sentir que no eres una persona normal. También hay mucho estigma con la enfermedad y con la muerte, y eso hace que la gente te trate de una manera diferente.
¿Cómo trabajas con tu experiencia personal en tu interpretación?
Cristina Bertol: Creo que la experiencia es muy importante a la hora de trabajar. La imaginación parte de la experiencia vivida y de lo que hemos visto. No puedes hablar de lo que no conoces. Muchas veces me preguntan si es difícil para mí meterme en este personaje, ya que he vivido una experiencia tan complicada. Al principio tenía miedo, pero el teatro es sanador y me ha ayudado mucho en mi proceso de recuperación.
La abuela es un personaje que tiene que ocultar su duelo

¿Cuál fue tu primera sensación con el personaje de la abuela?
Antonia Paso: Lo vi por primera vez en el cine, pero no me acordaba. Luego lo volví a ver y me leí el texto. Mi sensación siempre con los personajes que interpreto es que, aunque hagas de aparentemente malo, tienes que caer bien en algún momento. La abuela es un personaje que tiene que ocultar su duelo porque se lo pide su hija. Pero llega un momento en que tiene que hacerse cargo de Connor y contarle la verdad. Es un personaje con el que se puede empatizar.
Me fijé mucho en una tía mía que fue abuela con 50 años
¿Cómo ha sido el proceso de preparación para la abuela?
Antonia Paso: El teatro es diferente al cine porque estás en contacto con el público y tienes que estar oyéndoles continuamente. Me fijé mucho en una tía mía que fue abuela con 50 años. Es una persona muy disciplinada y estricta, pero también intenta no agradar, sino ser ordenada y facilitar las cosas. Me fijé mucho en ella para interpretar a la abuela.

¿Sientes que la sociedad no escucha a las generaciones mayores?
Antonia Paso: Sí, creo que no escuchan porque creen que no es interesante. Pero hay muchas historias y experiencias interesantes en las generaciones mayores. Creo que hay poca cultura en ese sentido y poco interés en investigar y escuchar a las personas mayores.

¿Qué fases has pasado con tu personaje?
Roger Berruezo: He pasado por diferentes fases con este personaje. Al principio pensaba que no hacía nada en la función, pero luego me di cuenta de que la figura del padre es importante. También me pasa que no tengo un cierre en mis escenas y me quedo con la sensación de que no acabo de salir del personaje. Pero también es bonito que eso pase porque es humano.
He pasado por diferentes fases con este personaje
¿Has llegado a disculpar a tu personaje?
Roger Berruezo: Sí, le estoy perdonando y entendiendo. Me doy cuenta de que es humano y que está intentando llevar la situación lo mejor posible. También me llegan comentarios del público diciendo que entienden al personaje y que no lo ven como malo, sino como alguien que está intentando hacer lo mejor que puede.

¿Qué sensación crees que ha dado al público sobre tu personaje?
Roger Berruezo: El público me dice que entienden al personaje y que no lo ven como malo, sino como alguien que está intentando llevar la situación lo mejor posible. Me llegan a decir que es muy bonito lo que pasa con el padre. También me doy cuenta de que el monstruo es bueno y que acompaña a Connor y quiere cuidarlo y que acepte y se perdone.