Tras su paso por Hollywood con Rings (secuela del remake de The Ring de Gore Verbinski), el director F. Javier Gutiérrez regresa a la escena cinematográfica española con La espera, un thriller de terror que no solo ha cautivado a la crítica, sino que ha cosechado premios en prestigiosos festivales como Sitges, San Sebastián, Molins de Rei y Isla Calavera de Tenerife. Esta película, protagonizada nuevamente por Víctor Clavijo, quien fuera actor principal de su ópera prima, Tres días, marca un regreso triunfal al cine de género patrio.
Junto a La mesita del comedor, La espera destaca como una de las mejores propuestas de cine de terror nacional, consolidándose como uno de los títulos más notables del año.
Una historia de culpa y desolación en un paisaje árido
La trama de La espera sigue a Eladio (interpretado por Víctor Clavijo), un hombre que trabaja en una finca vigilando el coto de caza y gestionando las batidas. Todo parece transcurrir con normalidad hasta que una tragedia cambia su vida para siempre. A partir de ese momento, Eladio se ve arrastrado por un torrente de culpa, desesperación y soledad, enfrentándose a una lucha interna en un entorno desértico y hostil. El calor abrasador de este paisaje no solo lo consume físicamente, sino también emocionalmente, poniendo a prueba su cordura.
La dirección de Gutiérrez, con su elegante y estilística cámara, nos regala planos visualmente impactantes que refuerzan la atmósfera de tensión creciente. Cada imagen parece un reflejo de la decadencia del personaje, una mezcla de belleza macabra y angustia palpable. Algunas secuencias, como una en particular que remite a Un hombre lobo americano en Londres y a la magia de Rick Baker, se destacan por su poder visual, combinando lo grotesco con lo artístico de forma fascinante.
Un thriller psicológico con raíces en el terror folk
Más allá de sus méritos visuales, La espera sobresale por su historia, que transita del costumbrismo de una Andalucía implacable a un tono cada vez más siniestro y enrarecido. El relato toma un giro hacia lo fantástico y lo inquietante, abrazando el terror folk de manera natural y sin forzar la atmósfera. Este giro hacia lo sobrenatural se entrelaza con la trama, aportando una tensión constante que mantiene al espectador al borde de su asiento.
En esta propuesta, Gutiérrez no está solo. Víctor Clavijo, quien ya destacó en El ministerio del tiempo como Lope de Vega, se luce en el papel de Eladio, un personaje lleno de matices. Su interpretación se caracteriza por la sutileza y la contención, con silencios cargados de significado que permiten intuir, incluso antes de que ocurra, el siguiente paso del protagonista. Clavijo, con su expresividad contenida, se convierte en el pilar fundamental de la película.
Junto a él, un reparto de lujo complementa el elenco, con la participación de Ruth Díaz, Luis Callejo y Pedro Casablanc, quienes aportan solidez a la historia y enriquecen la dinámica entre los personajes.
Un apartado técnico impecable
La fotografía de la película juega un papel crucial, capturando con maestría la atmósfera sofocante del entorno y el calor asfixiante del paisaje, que se convierte casi en un personaje más dentro del relato. Además, la banda sonora, a cargo de Zeltia Montes, ganadora del Goya, contribuye a intensificar la tensión, elevando aún más la calidad del film.
Una reflexión sobre la familia en tiempos de crisis
A medida que se acercan las festividades navideñas, La espera nos ofrece una visión muy distinta del concepto de familia en estas fechas señaladas. En lugar de mostrarnos una estampa de buenos deseos y reconciliaciones, la película nos habla de las consecuencias de una mala decisión tomada por desesperación, y cómo esa decisión puede fracturar una familia de manera irreversible, poniendo en peligro la estabilidad emocional y la vida misma de sus miembros. Un horror rural que se convierte en una advertencia sobre los límites de la moralidad y las decisiones impulsivas.
En definitiva, La espera es una película que no solo enamorará a los aficionados al terror, sino que, gracias a su cuidada dirección, sólida interpretación y atmósfera envolvente, se posiciona como uno de los títulos imprescindibles de este fin de año.