Soy Nevenka: la vergüenza debe cambiar de bando

La película ya se encuentra en la cartelera de los cines españoles

Soy Nevenka

El caso de Nevenka Fernández regresa a la palestra de la opinión pública veinticuatro años después. La película que ahora llega a las salas de cine de nuestro país es obra de la directora Icíar Bollaín (“Te doy mis ojos” (2003)). El largometraje fue presentado anteriormente a su estreno en la 72 edición del Festival de San Sebastián.

Nevenka Fernández fue concejala de Hacienda de Ponferrada, donde fue víctima de acoso sexual por parte del alcalde del municipio, Ismael Álvarez, del Partido Popular. Su caso fue revolucionario en España. Fue la primera vez que se llevaba a un político ante el juez por acoso en el ámbito laboral. Sin embargo, esta hazaña tuvo un alto costo: el municipio le dio la espalda. Y poco después, Nevenka se vio obligada a abandonar su país para poder desarrollar su carrera profesional con tranquilidad.

Nevenka fue sola a la palestra y no hemos aprendido de su desgracia

La película “Soy Nevenka” se posiciona del lado de la víctima, retratando la montaña rusa emocional que supone vivir bajo el acecho de un acosador que le doblaba la edad y el poder. Es un retrato crudo, pero a la vez edulcorado, de las desdichas que tuvo que soportar. Vivir bajo la presión de que cualquier movimiento que hiciera podría condenar a su entorno a la desgracia le hizo entender perfectamente lo que significaba batallar contra un Goliat. Su lucha fue inspiradora para las generaciones que la siguieron.

Soy Nevenka

La película nos invita a la reflexión, pues han pasado más de dos décadas y seguimos en la misma situación. Las escenas del juicio resuenan con preguntas similares a las que surgieron en 2016, cuando un juez insinuó a una víctima de violación si su vestimenta podría haber sido el detonante del ataque. ¿Hasta cuándo permitiremos que la víctima se enfrente sola a sus agresores? ¿Por qué no cambiamos el bando de quienes deben esconderse?

Mireia Oriol interpreta de forma sublime a Nevenka

Nevenka es interpretada en esta versión por Mireia Oriol, quien logra, de manera brillante, representar a una persona que se desmorona. Oriol ha sabido empoderar a su desdichada sombra, demostrando el valor de la profesión de la interpretación.

No puedo imaginar la dureza de los largos rodajes que habrá vivido para llevar a Nevenka a la gran pantalla, acercándose a lo que sintió y replicándolo en cada toma. Se nota el desgaste emocional y psicológico que tuvo que afrontar, y lo ha plasmado con tal crudeza que su interpretación se posiciona como una de las mejores del año.

Soy Nevenka

Pero una heroína no existe sin su villano. Urko Olazabal interpreta a Ismael, el ruin político que, absorto en sus deseos, no dudó en maltratar psicológicamente a su víctima para hacer que se moviera como una marioneta a su antojo. Olazabal enfrenta un doble reto de proporciones inimaginables: primero, aceptar un personaje que debe ser odiado por la audiencia; y segundo, interpretar todas las fases del abuso de forma creíble.

Si Soy Nevenka es tan impactante para la cartelera, es gracias a este dúo de protagonistas que ha trabajado codo a codo para llevarnos a una historia que nos remueve las entrañas. Pero no olvidemos el trabajo de sus guionistas, que incluye a la directora Icíar Bollaín, Isa Campo y la misma Nevenka Fernández.

Una historia para la reflexión, esta es la mía

Las tres han querido llevarnos al despacho del alcalde, a la habitación de esa boda en la que Ismael la atrajo mediante engaños y manipulaciones. Soy Nevenka nos adentra en los recovecos de la agresión con un propósito claro: denunciar por qué una víctima no sale corriendo de su agresor.

Tratando un tema tan trascendental como es el abuso sobre la mujer. No parece descabellado que mientras se visualiza esta película, tengamos en mente el sonado caso de Giséle Pelicot. Cuyo marido, Dominique Pelicot, es acusado de violar a su esposa junto a otros 72 desconocidos bajo los efectos de la sedación química. En ese juicio solo han sido reconocidos cincuenta. Cuando termine ese juicio, será recordado las palabras de Giséle que pedía a gritos que quienes deben sentir vergüenza son los agresores, no sus víctimas. Que quiénes suelen salir a flote son ellos, nunca las víctimas.

Recordemos que el exalcalde Ismael Álvarez de Ponferrada regresó a la carrera política en 2011 con un partido independiente y consiguió tres escaños. Es vergonzoso que quienes son abusadores, agresores o maltratadores, se les permita ocupar cargos públicos. Y es que por mucho que se avance, por muchas Giséles, Nevenkas o el nombre que sean, nunca se debe permanecer calladas, sumisas o avergonzadas.

Soy Nevenka llega este fin de semana a las salas de cine bajo. La película está dirigida por Icíar Bollaín y protagonizada por Mireia Oriol, Ricardo Gómez y Urko Olazabal. Mabel del Pozo, Lucía Veiga y Carlos Serrano, cierran la lista de protagonistas.

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