Salió del agua y yo le seguí. No pronunciamos ninguna palabra. Mi ropa estaba empapada, al igual que yo. Me tendió una camiseta y unos pantalones de chándal.
-Ponte eso, o acabaras cogiendo una hipotermia.
Cogí la ropa agradecida y al mismo tiempo confundida. Nunca me había pasado eso. Nunca había empezado algo y lo había dejado a medias. De vuelto al mundo real, volvimos en un completo silencio. Nos despedimos con un simple hasta mañana, él metido en un taxi y yo en otro.
Nunca había estado tan confundida. Nunca había sentido eso. Un fuerte dolor me encogió el pecho. Sabía lo que eso significaba. Y por primera vez, sentí auténtico terror.