“The Kings Man: La primera misión”

El director y coguionista Matthew Vaughn regresa para su tercera parte en la franquicia con algo más oscurdad y un pocquito mas infantil. Lo que hizo que sus dos primeras películas de Kingsman fueran tan exitosas fue su violencia absurda, los villanos exagerados y la premisa clásica de las películas de espías. En esta precuela estos elementos tardan en mostrarse casi una hora. En cambio, tenemos un tenso drama entre padre e hijo sobre cómo la guerra llama a todos los jóvenes a alistarse y participar.

La narrativa de la primera mitad de la película está salpicada de trama, trama y más trama para explicar las crecientes tensiones que conducen a la guerra más espantosa del mundo.

Cuando los Oxfords deciden que su única esperanza es asesinar a Rasputin (Rhys Ifans), es el giro que devuelve el espiritu de la original. Es el mismo absurdo que hizo que el resto de la serie fuera tan agradable, pero las travesuras subsiguientes estaban alejándose de la película que había estado viendo. Lo más extraño de todo es que las dos escenas más dispares de The King’s Man son las mejores.

Una presenta a Ifans, fantásticos como Rasputin, a la vez horripilante y divertido y perfectamente adaptados a la serie. En marcado contraste hay una pelea nocturna con cuchillos en tierra de nadie. La experiencia de Conrad en el frente de guerra es desgarradora y está llena de esperanza y horror a partes iguales. Los arcos emocionales se completan con escenas breves y únicas. Finalmente nos entregamos a la acción sin sentido que esperamos, bien entrada la segunda hora de la película.

Con “The Kings Man: La primera misión” Vaughn ha realizado dos películas. En la primera hora, un drama bélico de época. En la segunda, una precuela de Kingsman. Ambas películas están bien hechas y son agradables, pero juntas resultan difíciles de comparar.