Me recordaba a un toro furioso, estaba echando humo, y podía notar la rabia, la decepción. Todo por mi culpa.
-No estábamos juntos. Lo habíamos dejado. Yo nunca te puse los cuernos.
Pero al parecer mis palabras perdieron toda credibilidad ante la existencia de ese video. Se acerco despacio. Rozó mis labios con los suyos, para después susúrrame las peores palabras de mi vida.
-Las zorras como tú, merecen todo aquello que les pase.
Y se largó.
Pasó un largo rato hasta que me di cuenta de que tenía las mejillas empapadas y el vaso echo añicos entre mis manos. Fui corriendo al baño a limpiarme la sangre que chorreaba a borbotones. No paraba de llorar, estaba sufriendo un ataque de ansiedad. Abrí el bolso con rapidez, en busca de mi inhalador, pero no lo encontraba, vertí todo el contenido en el lavabo, e inhalé varias veces de mi fiel compañero.
Me desmoroné en el suelo, rodeada de sangre y lágrimas. Como he podido ser tan necia. Lo que pasó con ese chico, era agua pasada, era un secreto entre él y yo. Lo habíamos justo dejado con Alex, estaba mal, cabreada, y un día, cuando tenía alcohol demás en el cuerpo, y algún que otra cosa, me lie con ese tío. Como iba a saber que me estaba grabando.
Estaban llamando a la puerta, el toque de realidad que necesitaba para salir de esa pesadilla.
-Un momento. -me levanté, me di un agua en la cara, quitando los restos de rímel y dolor, y fui a abrir.
Alex.
-¿Qué haces aquí?
Si pretendía que el tono fuese tranquilo, resulto todo lo contrario.
-Perdón.
-¿Cómo dices?
No parecía arrepentido.
-Perdón por lo de antes, supongo que verte con otro me sacó de quicio.
Definitivamente, estaba loco.
