Barcelona 1912, Enriqueta Martí es detenida por el secuestro de una niña destapando tras esto la desaparición de varios pequeños y cosas más turbias que podrían implicar a gente importante de diversos ámbitos. La mujer llegó a tener tal fama que fue conocida como La vampira de Barcelona.
El cine y la televisión nos han traído en numerosas ocasiones la figura de diversos personajes de la crónica negra permitiéndonos conocer a asesinos y criminales como Ted Bundy, Charles Manson o el célebre Jack el destripador, pero una figura de como Enriqueta Martí tan cercana –no es americana ni inglésa sino nacida en San feliu de Llobregat- como desconocida, diría que jamás había sido abordada.
Y la cinta de Lluís Danés rodada en catalán, adapta la novela gráfica La vampira de Barcelona donde lejos de narrarnos un thriller de asesinos en serie, lo que tenemos es la historia de un periodista que anda casi siempre borracho y malvive en los bajos fondos, que se adentra en las calles de Barcelona para desenmascarar un complot donde la señora Enriqueta parece solo la cabeza de turco de todo un entramado donde las altas esferas tienen mucho que callar y ocultar.
La fotografía y la puesta en escena de la cinta es lo que más llama la atención, pues se ha optado por un blanco y negro omnipresente donde hay varios apuntes en color y varios decorados la asemejan a una obra de teatro.
Esta decisión estética obedece por una parte a una decisión artística y diría que también a sus limitaciones presupuestarias confiriéndole al largometraje una ambientación bastante lograda y siendo esto en mi opinión lo mejor del film.
En lo que es el reparto Roger Casamajor lleva el peso del relato como el atormentado periodista siendo secundado por Bruna Cusí como su interés amoroso, Francesc Orella y en pequeños papeles Sergi Lopez o Albert Pla.
Y el resultado del largometraje se queda para el que escribe, en algo curioso que sirve para acercarnos a un periodo desconocido de la historia de Barcelona más negra que como relato de misterio y también como denuncia de hasta qué punto puede ser corrompido el poder, cuanto puede influir los medios de información en la opinión pública y arroja algo de luz en una figura tan desconocida y controvertida como Enriqueta Martí.
