Sorry to Bother You

Cassius ‘Cash’ Green es un joven afroamericano que atraviesa por dificultades: vive con su pareja en el garaje de su tío y busca con desesperación un trabajo que le haga salir de sus penurias económicas. Un día, consigue un puesto como vendedor telefónico en una empresa sin escrúpulos; su progreso en la organización le obligará a tener que decidir si está de parte de los responsables de la compañía o de sus compañeros y su novia activista.

Esta breve sinopsis podría ser desarrollada desde diversas perspectivas. El música, cineasta y activista norteamericano Boots Riley, escogió para su ópera prima un tratamiento de comedia negra fantástica para esta la historia. Y Sorry to Bother You, a base de gags inesperados, un montaje ágil y buenas interpretaciones de su reparto (especialmente, Lakeith Stanfield y Tessa Thompson, la pareja protagonista), comienza como una película fresca, original y divertida.

Sin embargo, la película va perdiendo fuerza, sobre todo a partir de cierto giro esperpéntico, y se convierte en un delirio que desdibuja las intenciones de la historia.

A pesar del discutible rumbo que coge la trama, Sorry to Bother You deconstruye su género para conformar una buena crítica al egoísmo, a la precariedad laboral y a la competitividad laboral que fomenta el capitalismo imperante, entre otros factores presentes en nuestra sociedad. Es una propuesta irregular pero interesante, con un estilo que recuerda al primer film de Spike Jonze (Cómo ser John Malkovich, 1999), a Michael Gondry (Rebobine, por favor, 2008) o al Ben Weathley de High-Rise (2015).

Por lo tanto, se trata de una película que se desmarca de los caminos convencionales de las comedias norteamericanas y de la actual corrección política, sin perder el sentido del entretenimiento, pese a sus altibajos.

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