Hace poco me lancé a probar el Logitech G923, y esta versión actualizada del G29/G920, con compatibilidad para PC y PS5, me ha parecido una incorporación seria al mundo del simulador. Aquí en España su PVP ronda los 380 €–400 €, aunque hay ofertas puntuales entre 300 € y 350 € en tiendas como PCComponentes o Amazon.
Diseño y materiales del volante



En cuanto lo sacas de la caja ya transmite buenas sensaciones. El volante viene forrado en cuero con costuras bien rematadas, los botones están muy bien distribuidos y el tacto es firme pero cómodo incluso para sesiones largas. Las palancas secuenciales son metálicas y ofrecen una respuesta muy satisfactoria, rápida y con ese clic mecánico que gusta.



El diseño en general no es llamativo ni agresivo, sino más bien elegante, lo que lo hace fácil de integrar en cualquier setup sin que desentone. Además, algo que personalmente valoro mucho: la base cuenta con canales para recoger el cableado, lo cual permite mantener el escritorio limpio y sin marañas. Se conecta mediante USB y es completamente plug and play tanto en PS5 como en PC.


El tacto es sólido, cómodo, incluso sin guantes, y el volante tiene un tamaño compacto —ponlo cerca y notarás estabilidad y ergonomía desde el primer giro.
Pedales y experiencia de uso
Los pedales, otro de los apartados renovados en esta generación, traen una mejora importante respecto al G29. Especialmente el freno, que ahora incluye un sistema progresivo con un muelle que opone resistencia conforme pisas más a fondo. Esto genera una sensación más cercana a lo que sentirías en un coche real.



Eso sí, hay que hacerse con él. No es raro que las primeras partidas acabes clavando frenos o sin poder dosificar bien la presión, pero con el tiempo te acostumbras y hasta agradeces ese margen para ajustar la frenada con más precisión.
El acelerador y el embrague mantienen una respuesta buena, y todo el conjunto se mantiene bien estable si colocas el pedalier en suelo fijo o sobre alfombra. Si usas una silla con ruedas, lo más recomendable es añadir algo de peso para evitar desplazamientos.
TrueForce, la joya de la corona de Logitech G
La estrella de este volante es sin duda el sistema TrueForce. Esta tecnología busca ofrecer un nivel de retroalimentación mucho más detallado que el típico force feedback tradicional. No solo responde a las físicas del juego, sino también al sonido del motor, las irregularidades del terreno y otros elementos ambientales que se perciben en las manos con bastante precisión.



No todos los juegos lo aprovechan igual, eso hay que decirlo. En títulos como Assetto Corsa o Gran Turismo 7 se nota esa vibración extra en cada bache y en cada cambio de superficie. En otros, como F1 24, aunque se nota cierta mejora en el detalle, la diferencia no es tan dramática. Pero en conjunto, sí eleva la sensación de inmersión y hace que te olvides de que estás jugando con un volante de gama media.
Se conecta fácilmente
Durante mis pruebas en PC, aunque era perfectamente compatible con PS5, la experiencia fue muy positiva. En ordenador el reconocimiento fue inmediato, sin necesidad de configurar nada, con todos los botones y luces operativos desde el primer momento. Aunque para personalizar la sensibilidad de los pedales y del mando debes hacerlo mediante el software Logitech G Hub.


El comportamiento en pista es sólido: el volante no vibra en exceso cuando no debe, y cuando llegan las curvas o las irregularidades, transmite la información de forma clara. En juegos con buena compatibilidad, la experiencia se vuelve muy cercana a la de una cabina real.
La crítica
Ahora bien, hay que ser justos. El G923 no es un volante perfecto. Su sistema de engranajes no puede competir con la precisión ni la suavidad de un motor Direct Drive. Aunque el feedback es convincente, quienes ya han probado sistemas más avanzados notarán que el G923 tiene ciertos límites.
También es cierto que el pedal del freno, aunque mejorado, todavía puede quedarse algo corto para usuarios más exigentes o aquellos que buscan un tacto milimétrico. Además, su precio puede parecer elevado si lo comparamos con un G29, que en ocasiones baja de los 200 €, y cuya experiencia no es tan distinta si no se aprovecha bien el TrueForce.



A pesar de eso, el Logitech G923 me parece una opción muy recomendable para quienes buscan un volante fiable, con buenos materiales, una estética cuidada y una experiencia inmersiva. No es el más barato, pero su equilibrio entre calidad y prestaciones lo hacen muy atractivo si quieres iniciarte en el simracing con seriedad o si simplemente estás cansado de volantes de plástico sin alma. Para quienes ya tienen un G29 o G920, el salto no es obligatorio, pero sí tentador si te interesa el extra de inmersión que da TrueForce o si buscas mejorar tu pedal de freno sin complicarte la vida.
En resumen, el G923 es un volante muy completo, bien construido y capaz de ofrecer una experiencia de conducción muy satisfactoria tanto en consola como en PC. Su precio puede no ser para todo el mundo, pero si lo encuentras en oferta, merece mucho la pena. No hace milagros, pero sí convierte tu escritorio en un cockpit serio. Y eso, ya es mucho decir.