“Seguimos haciendo lo mismo treinta años después”
Eso es cierto, en FIVE GUYS mantenéis vuestra carta fija a diferencia de otras cadenas que continuamente están buscando renovaciones para atraer al público.
Esa humildad, que envuelve todo el proyecto, y haber sido muy honestos con el espíritu de la marca, respetando su origen, creo que es la clave de que todo esto funcione. Existen varios secretos que explican el éxito de esta compañía, uno sería la sencillez y la desnudez en el sistema de preparación.
Hay muy pocas compañías que continúen siendo lideradas por sus fundadores y eso ayuda a explicar que los procesos sean los mismos y aporten la misma calidad que se busca cuando te acercas a uno de nuestros restaurantes, sea del país que sea.
Eso nos hace muy distintos y por ejemplo, nosotros no hacemos marketing, más allá de tener esta conversación contigo. Nosotros no pagamos a influencers para que hablen bien de nuestro producto, para nosotros la mejor publicidad es que cuando alguien se acerque a nuestro restaurante, lo disfrute tanto que repita o que sienta las ganas de aconsejarlo a otras personas.
“FIVE GUYS sigue liderada por sus fundadores”
De hecho, antes de que llegarais a España, se hablaba de FIVE GUYS porque el presidente Obama iba a vuestros restaurantes.
¡Exacto!
¿Cómo empresa, qué meta os habéis puesto este año?
Ahora mismo en Barcelona tenemos siete restaurantes, incluyendo Viladecans. Nosotros ahora mismo tenemos veintiocho restaurantes entre Madrid, Barcelona, Sevilla, Málaga, Alicante, Murcia, Bilbao y Valencia. En octubre celebraremos ocho años en España.
Te diré que a nivel de metas o planes de desarrollo son inciertos, porque nosotros no tenemos un sistema de franquiciados, lo que supone que la compañía sea dueño de cada uno de los locales y que cada trabajador forma parte de la misma plantilla. Eso supone mejores garantías de control de calidad, pero también nos ralentiza las aperturas de nuevos restaurantes.
No es una empresa centrada a cobrar “royalties” como lo son las demás marcas, nosotros trabajamos para una empresa familiar cuyos dueños son la familia Murrel. No competimos con nadie que con nosotros mismos, no queremos ser mejores que nosotros mismos que ayer.
