Portada de Voy a quedarme en el que se muestran dos chicos con una tierna mirada detalle
Fotografía de Dario Cavero (@dario.cavero), Alex Peñas (@alexpg2) e Isma O'Sullivan (@_osullivan_)

Capítulo 17 – Saúl

Me he tenido que tomar un café triple para ver si conseguía que mis párpados no se cerrasen en cuanto terminó la última clase. Eso sí, me lo compré en la cafetería de la facultad. Y por mucho azúcar que le echase para quitarle el amargor, mis papilas gustativas me jodieron bastante: estaba asqueroso. Pero pagué tres euros por él, y no iba a tirarlo a la basura porque sí. En tres tragos más, lo terminé. Tuve que reunir mucha voluntad para evitar vomitarlo sobre el suelo.

Volví a la biblioteca para pasar a limpio los apuntes que me prestó Camila, que no me llevó más de media hora, y luego me paseé entre las estanterías hasta encontrar varios libros que me llamaron la atención. Solo ojeé unas cuantas páginas, apenas me enteré de lo que contaban (y eso que explicaban los métodos que siguieron grandes guionistas a lo largo de sus carreras, entre otros temas). A la hora de la comida, el estómago me martilleó con rabia. Procurando gastar lo menos posible de mi sueldo, me comí un bocadillo por el mismo precio que la mierda de café. Eso sí: me supo a gloria. La carne con el tomate y el guacamole…

No lo niego. Me pierde el guacamole chorreando por todos lados en un bocata.