– ¿Y él que hace aquí? -Alex preguntó más borde que nunca, refiriéndose a Dani.
-Lo invité yo. -ni una pizca de emoción, nada que solía verse en la cara de Amelie cuando veía a su novio.
-Bueno, si hay algún problema me voy.
-Nada tío, era sólo una pregunta. No solemos meter a nadie en nuestro círculo desde primero de la ESO. Eres un afortunado.
-Vaya, me tengo que sentir afortunado.
Había cierto sarcasmo, lo cual provocó una irónica sonrisa en la cara de Alex, que por poco se lo come.
-¿A dónde vamos?-pregunté para evitar un enfrentamiento de egos no deseado.
-¿Dónde siempre, no?-soltó Serena.
-Empieza a cansarme ir al mismo sitio siempre. Hay más bares, y donde el personal quizás sea más amable.
Era la primera vez que Amelie se quejaba de ir a su bar preferido. Nunca hemos cambiado de ubicación, y precisamente fue por ella. Siempre que estaba mal, veníamos a este sitio, donde ponían el mejor café bombón de la ciudad. Algo pasaba definitivamente con Amelie.
-¿Alguna sugerencia?-pregunté nuevamente.
Para sorpresa de todos, fue Dani el que contestó.
-Conozco un sitio, a unos diez minutos andando. Es barato, y pone unas tapas riquísimas.
-¿Es una cafetería?-en cuanto hizo la pregunta, Serena se dio cuenta de lo estúpida que fue.-No he dicho nada, olvidadlo.
Seguimos todos a Dani al misterioso lugar. Alex, Gonzalo y Serena iban por delante, con Alfred y un par de chicos más. Amelie iba justo detrás de ellos. La agarré por el brazo y tiré de ella hacia atrás.
-¿Estás bien?
Mi pregunta la pilló por sorpresa.
-Si claro, ¿por qué lo preguntas?
-Bueno, en ocho años que te conozco, nunca has querido cambiar de sitio. ¿Por qué ahora?
-Bueno, hay que conocer nuevos sitios. Además, empezaba a aburrirme de lo mismo.
Volví a tirar de ella, esta vez nos hemos quedado una frente a la otra paradas.
-Amelie, ¿Qué ha pasado?
Estaba manteniendo una lucha interna, lo podía ver en como temblaban sus labios, y sus ojos se humedecían.
-Oh cariño, ven aquí.
La atraje hacia mi y sentí como se echaba a llorar.