Una fotografía de Dario Cavero (@dario.cavero)

Capítulo 14 – Amelie

La verdad, no entiendo por qué me sentó tan mal ese beso. Para empezar, a Serena no le gustaba. Lo segundo, mi relación iba viento en pompa, por lo que no había ningún próximo naufragio o barco a la deriva. Entonces, ¿por qué me sentó tan mal?

Gisele había desaparecido con Gonzalo. Serena…, en fin, era Serena, y actualmente no me apetecía hablar con ella. Me levanté y me encaminé hacia la cocina por un vaso de agua. Bebí bastante en lo que llevo de noche, sin embargo, como si me hubieran echado un cubo de agua fría, toda la borrachera se esfumó. Estaba asqueada. La noche no iba como me hubiera gustado. De repente, sentí unas manos rodearme la cintura. Una peste a alcohol tremenda por poco me hace vomitar. Alex.

-Oye Cielo, estaba pensando que igual…-me subió la mano despacio y con torpeza por el muslo. Sé lo que quería, pero la verdad es que no me apetecía nada. -La azotea no pinta nada mal Amelie.

Le aparté las manos con suavidad.

-Creo que deberíamos irnos.

Fingiendo un ataque ofensivo. Me rodeo en un abrazó más fuerte para mí de lo que me hubiese gustado.

-Estoy perfectamente amor, solo necesito a mi preciosa novia. -De nuevo ese aliento apestoso a alcohol. Me escabullí de sus brazos.

-Alex, no estoy de humor, y además no me apetece.

Vi como su semblante cambiaba. Nunca le había visto así. Era como si se hubiese transformado en otro ser. Dio un fuerte puñetazo a la encimera, y por suerte, todos estaban a lo suyo y nadie se fijó en nosotros.

– Pero, ¿qué te pasa?

– ¿Tú te crees que soy tonto?

– ¿Disculpa?

-No te hagas la tonta Amelie, nunca has dicho no a todo lo que implica la palabra follar. Tu preciosa reputación no se ha quitado ni saliendo con alguien como yo.

No daba crédito a lo que estaba oyendo. Empecé a temblar. Ese no era el mismo Alex que hace unas horas. Mejor dicho, ese no era mi novio.

-¿Alex, pero que estas diciendo?¿A qué viene todo esto?

Se estaba acercando de forma peligrosa.

-Pues resulta que te has tirado a medio equipo de futbol. ¿Qué pasa, conmigo no te basta?

Choqué contra la mesa. Tenía la respiración acelerada.

-Desde que salgo contigo, no he estado con nadie más.

-¿Ah no? ¿Y como te explicas eso?-sacó su iPhone del bolsillo trasero, y me enseño un video en el que aparecía yo y un chico al que no se le veía bien la cara.

-Alex, esto tiene una explicación. -otro puñetazo a la encimera.

-Ilumíname.