Luego, cuando estamos a punto de pasar los molinetes, nos despedimos. El viaje hasta mi parada se me pasa en seguida, pensando en lo genial que tiene que ser esa empresa y en que yo podría solicitar las prácticas allí en unos años. Quien sabe, puede que me terminasen contratando como guionista, y conocería a Robert Mitchell cuando viniera a grabar series o películas, y me vería, se enamoraría perdidamente de mí… Vale, me he flipado mucho. Pero alguna fantasía me puedo permitir.
Pero, ¿y si Mora pasa la entrevista allí? Y lo que es peor: ¿y si lo hace tan bien que lo contratan y nos volvemos a encontrar cuando yo haga las prácticas? Joder, ya se me han quitado las ilusiones.
Al llegar a casa, termino tirándome sobre la cama, bufando. Me quedo mirando el techo blanco durante un rato, hasta que opto por cambiar de postura. Frente a mí, está mi estantería repleta de novelas, obras de teatro, varios libros de interés cinematográfico y Funko Pop de mis series favoritas. Cerca del cabecero de mi cama tengo el armario y, a los pies, el escritorio. Se abre la puerta, que se encuentra a la izquierda de la estantería, y me avisa mi madre de que vaya a cenar. Me levanto y obedezco, con el móvil en una mano.
La cena no tiene nada de especial. Un poco de carne asada que preparó mi padre hará dos días, una ensalada completa y una pieza de fruta como postre. Me toca lavar los platos y limpiar los fuegos. Llevo desde que tenía dieciséis dedicándome a hacer más tareas aparte de hacer la cama y recoger mi habitación. No es que sea algo gratificante, pero a veces me ayuda a evadirme. Aunque últimamente eso me recuerde mucho al trabajo. En fin, puede que tenga que fregar más a menudo cuando llegue la época de exámenes.
Después de concretar una hora para avanzar en el trabajo con Elio, y repasar intensivamente los apuntes, me miro un capítulo de la serie a la que me he enganchado. Al terminar, cojo el libro que llevo leyendo desde el lunes y no me detengo hasta que lo acabo. Luego, me lavo los dientes, me quito las lentillas y me voy a dormir sobre la una de la noche.