Cómo fomentar la lectura de los más pequeños

La lectura es un hábito maravilloso que puede transportarnos a mundos nuevos, enseñarnos secretos sobre tiempos pasados o ayudarnos a evadirnos de la realidad si es lo que necesitamos. Además, tiene un gran número de ventajas en lo que al desarrollo psíquico y emocional se refiere. Sin embargo, a pesar de todos estos beneficios para la salud mental, la lectura es algo que a menudo se nos atasca, sobre todo en la niñez. Como cualquier otro hábito, se adquiere con práctica y a veces perseverancia. Pero ¿cómo inculcarla en los más pequeños? Hay que armarse de paciencia, motivación, y apoyarse en libros y guías didácticas pensadas especialmente para ello.

Fomentar el hábito de lectura es uno de los grandes objetivos de padres, madres y educadores/as, por eso hoy en día existen muchos materiales para trabajar este aspecto. En la web https://www.editorialgeu.com/es/ podemos encontrar packs de lecturas comprensivas, que están pensados para desarrollar las habilidades de lectoescritura. Y es que la comprensión de lo que leemos es también un aspecto en el que se atascan muchas veces los y las peques.

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Lo más importante es que no conciban la lectura y los libros como una obligación o una tarea, sino como un placer. Las historias que cuentan los libros pueden hacerles viajar, descubrir, darles ideas para juegos o incluso hacerles compañía. Debemos conseguir que vean que los libros son una herramienta de juego y disfrute, y a la vez estarán aprendiendo todo el contenido y el vocabulario que traen estas obras.

Por otra parte, algo que ayuda a fomentar la lectura y mejorar la comprensión lectora es que conecten el contenido de los libros con la realidad. Si en el libro se habla de una mesa, podemos mostrarla en la vida real; si habla de animales podemos enseñar fotos; o si habla de alguna planta o de un bosque podemos ponernos las botas y el chuvasquero e ir a descubrirlo.

Algo que también es muy positivo es asistir a la lectura de cuentos con profesionales de la narración oral (los/as cuentacuentos), que representan teatralmente un cuento. Después, podemos llevarnos ese cuento a casa para seguir trabajando con él. En esa misma línea, podemos preparar juegos que giren entorno al argumento del cuento, o crear marionetas para representar la historia. 

Por otra parte, podemos leer en espacios creativos, no sobre una mesa de forma incómoda. La naturaleza, el parque o un buen sofá son lugares perfectos para que asocien la lectura con cosas positivas. Algo que no debemos pasar por alto es predicar con el ejemplo: si nos ven leer y divertirnos leyendo, ellos/as querrán hacerlo también. 

En resumen, leer tiene un gran número de beneficios para el desarrollo cognitivo y la salud mental de cualquier persona, sea cual sea su edad. En los más pequeños puede costar adquirir el hábito, pero podemos trabajarlo con libros didácticos, paciencia y sobre todo mucha imaginación.