La cantante y compositora Irene Cortés presenta Vida Regular, una balada pop que pone palabras a una sensación compartida por toda una generación: el choque entre los sueños de infancia y adolescencia y una adultez marcada por la precariedad, la falta de tiempo y la inestabilidad emocional. El lanzamiento llega tras la buena acogida de su debut Lo cortés no me quita lo Valiente, que superó las 24.000 reproducciones y logró entrar en la playlist Talento Emergente de Vevo.
Escrita y compuesta por la propia Irene Cortés, “Vida Regular” articula su relato desde la memoria personal. La letra arranca con una mirada a la infancia —“con 3 años yo soñaba con volar y alcanzar un destino singular”— para confrontar ese imaginario ideal con una realidad mucho más terrenal, donde “vivir en las estrellas es perderse los placeres de la tierra”. La canción construye así un viaje emocional que avanza por distintas etapas vitales hasta desembocar en una adultez sin las certezas prometidas.
Musicalmente, el tema se apoya en una instrumentación sobria que acompaña el peso narrativo de la letra. Las guitarras de Jordi Bastida, la batería de Dani Tejedor y el bajo de Charlie Cuevas construyen una base contenida que refuerza el tono introspectivo del tema. La producción y el máster corren a cargo de Carlos Manzanares en El Tercero Studio, apostando por una sonoridad clara y orgánica.
Una letra generacional que reivindica detenerse
Uno de los ejes centrales de “Vida Regular” es la reivindicación del tiempo como bien escaso. El estribillo insiste en una idea que atraviesa toda la canción: “Tiempo para ver amanecer, bailar, viajar, crear / besarnos sin que importen los horarios”. Frente a un “mundo acelerado y precario”, la voz lírica expresa el cansancio ante una rutina impuesta y la dificultad de encajar en un modelo de vida que no satisface.
La segunda parte de la letra refuerza ese discurso al situar la acción en la adolescencia y la primera juventud. “A los 15 anhelaba construir un refugio a medida para mí / y hoy convivo en un piso compartido entre muros donde el sol nunca ha existido” resume, con una imagen directa, la pérdida de expectativas vinculadas al acceso a la vivienda y a la autonomía personal. El tema conecta así con problemáticas estructurales que van más allá de lo individual.
El mensaje culmina en una declaración explícita de agotamiento y deseo de ruptura: “Ya estoy harta de luchar, no quiero encajar en rutinas de una vida regular”. Lejos de plantear una solución cerrada, la canción se instala en la necesidad de parar, observar y disfrutar, incluso cuando el contexto no acompaña.
Un videoclip nocturno como prolongación del relato
El lanzamiento de “Vida Regular” se acompaña de un videoclip dirigido por Ángel Pérez Martín, que traslada al plano visual el tono de la canción. El guion y la producción están firmados conjuntamente por Irene Cortés y el propio director, reforzando la coherencia entre música e imagen.
La pieza muestra el final de una jornada laboral y el trayecto de regreso a casa, con una protagonista que avanza en soledad por espacios urbanos nocturnos. El cansancio físico y emocional se convierte en el hilo conductor del relato, hasta desembocar en un hogar impersonal que subraya la sensación de desgaste. El montaje y el color, también a cargo de Ángel Pérez Martín, apuestan por una estética contenida y realista.
Con “Vida Regular”, Irene Cortés consolida un proyecto artístico construido desde la experiencia y el directo. Tras más de ocho años sobre los escenarios y una formación que abarca interpretación, comunicación, canto, arpa y guitarra, la artista sigue desarrollando un lenguaje propio donde lo cotidiano se convierte en canción. Un relato honesto que conecta lo personal con lo colectivo y sitúa su música en el centro de las preocupaciones de su generación.
