Pikete atraviesa uno de los momentos más decisivos de su carrera. El artista vigués, convertido en una de las voces emergentes más reconocibles del urbano estatal, llega a esta entrevista tras encadenar una nominación a los LOS40 Music Awards, una intensa gira promocional por Latinoamérica y el lanzamiento de “TOTA 2006”, su primer proyecto junto a West Dubai.
Un sencillo que no solo marca el inicio de un EP colaborativo —HOOD VISION, previsto para finales de septiembre—, sino que también confirma su creciente conexión con el público latino y su capacidad para expandir su sonido sin perder identidad. Entre escenarios internacionales, nuevos lanzamientos y una agenda cada vez más exigente, Pikete reflexiona sobre creación, industria y el punto exacto en el que se encuentra su carrera.
Primero de todo, felicidades por esa nominación a los LOS40 Music Awards.
Muchas gracias, de verdad.
Más allá de lo que pase en la gala, la nominación ya te sitúa en un lugar importante. ¿Cómo la recibiste?
Fue una sorpresa total. Yo ni siquiera estaba viendo la gala de las nominaciones. Estaba a lo mío y, como una hora después de que terminara, me llamó el director de mi sello para felicitarme. Yo no entendía nada, pensaba que me estaba vacilando. Cuando me dijo que estaba nominado flipé, porque no me lo esperaba en absoluto. Yo iba a ir como invitado, no como nominado. Así que fue una alegría muy grande, de esas que no te esperas y que te colocan un poco en situación: “vale, algo está pasando”.
La gira por latinoamérica
Vienes además de una gira por Latinoamérica. ¿Cómo ha sido esa experiencia?
Muy fuerte. Estuvimos en Colombia, en Medellín y Bogotá, y luego también en Ciudad de México. Fue poco tiempo, pero muy intenso. Allí el público es muy distinto. Desde mi experiencia, es mucho más caluroso, más directo. Aquí a veces parece que la gente necesita que alguien “importante” diga que molas para empezar a apoyarte. Allí no, allí la gente se lo vive desde el primer momento, van a fuego contigo.
Además, siendo honestos, la música urbana nace allí. Tanto en Estados Unidos como en Latinoamérica. Lo que yo hago conecta mucho más con ese público. En España se apoya más el flamenco y otros estilos más locales, pero lo urbano allí se vive de una forma mucho más natural.

¿Te ha supuesto un reto que tu mercado esté más fuera que dentro de España?
El único reto real es moverte. No todo el mundo puede coger un avión cuando quiere, pero ahora mismo tengo la suerte de poder hacerlo. Y luego, si lo piensas fríamente, es lógico: España es el único país de Europa donde se habla español. El resto del mundo hispanohablante está en Latinoamérica. Por estadística, si conectas allí, conectas con mucha más gente.
La música, el mejor psicólogo de un artista
Hay algo que llama la atención: lanzas música sin parar. Disco, singles, ahora un EP. ¿Cómo se sostiene ese ritmo?
Porque la música es mi vida. Yo empecé a hacer música por amor, la sigo haciendo por amor y voy a seguir haciéndola siempre por amor. Para mí ir al estudio es desconectar del mundo. Estoy todo el día creando, escribiendo, pensando ideas. Eso no me cuesta nada.
Lo que sí cuesta es todo lo que rodea a la música: los plazos, la burocracia, la planificación, las campañas, los tiempos. Eso es lo que realmente te puede desgastar. Pero crear, crear es mi refugio.
El EP de Pikete
Hablemos del EP. HOOD VISION. ¿Qué viaje nos propones aquí?
Son seis canciones, todas junto a West Dubai. HOOD VISION es un proyecto muy nuestro. Ya hemos sacado un adelanto, “Gato Like Me”, que es quizá la canción más distinta del EP porque es más electrónica. El resto tiene trap, rap, reggaetón… hay variedad.
La idea era mostrar nuestra forma de hacer música juntos. Dubai es amigo mío desde hace muchos años, pero nunca habíamos trabajado en serio juntos en el estudio. Cuando empezamos, nos dimos cuenta de que había una conexión muy fuerte creativamente y dijimos: “¿por qué no hacemos un EP entero y enseñamos esto tal cual es?”
El título apunta claramente al barrio. ¿Desde dónde se cuenta HOOD VISION?
Desde nuestras vivencias. Es la visión del barrio desde nuestros ojos. Hay historias de calle, de amor, de experiencias personales. Yo siempre escribo desde lo que he vivido. No me invento películas ni historias de otros. Cuento lo mío.
La preparación de este trabajo
¿Cómo fue el proceso de grabación?
Nos fuimos a Canarias, a Las Palmas, que es de donde es Dubai. Alquilamos una casa y estuvimos una semana encerrados creando. En esa semana salieron casi todas las canciones. Luego terminamos de pulir algunas en Madrid, pero fue todo muy seguido, muy orgánico.
Hay algo muy reconocible en tu música: aunque toques muchos géneros, siempre suenas a ti.
Eso me lo dice mucha gente, y la verdad es que no sé explicarlo del todo. Yo no parto de referencias. No entro al estudio pensando “voy a hacer algo como esto”. Entro desde cero, desde mi cabeza, mis vivencias, mi estado de ánimo.
Creo que eso hace que las canciones se parezcan poco a lo que hay alrededor. Y sin buscarlo, acabas teniendo una identidad propia.

¿Siempre has escrito así, desde tus emociones y vivencias?
Siempre. Y también muy guiado por el mood. Si estoy bien, sale algo más alegre. Si estoy rayado, sale algo más crudo. No lo fuerzo. La música tiene que salir cuando tiene que salir.
La cara B de la Industria
Has hablado abiertamente de engaños en la industria. ¿Te marcaron esas experiencias?
Sí. Muchísimo. Me han intentado vender la moto muchas veces. Desde promesas que no se cumplieron hasta contratos que nunca existieron. Hubo una vez que compuse canciones para un artista grande y nunca vi un euro. Eso te da un golpe de realidad muy fuerte, pero también te espabila.
También has dejado atrás el “Beauty” de tu nombre artístico. ¿Por qué?
Porque era confuso. A la gente le costaba escribirlo, pronunciarlo y encontrarme. Además hago música en español y tener una palabra en inglés se me hacía raro. Me daba pena porque le tenía cariño, pero era una decisión práctica.
La música no entiende género
Mirando atrás, ¿fue arriesgado dejar el rap para ir hacia el urbano y el reggaetón?
Muchísimo. En ese momento el autotune y el reggaetón no estaban bien vistos aquí. Pero fue orgánico. Era lo que escuchaba, lo que me apetecía hacer. Salió bien, y eso me reafirmó en seguir mi intuición.
¿Sientes presión creativa ahora que tu carrera está más consolidada?
No. Para mí la música es terapia. Entro al estudio y desaparece todo. No pienso en presión ni en expectativas. Mientras haga música que sienta real, voy a seguir por este camino.
Para cerrar, ¿qué te gustaría que se llevase alguien que te escucha?
Que no se rinda. Que intente hacer lo que le gusta de verdad. La felicidad está ahí. Que no se deje llevar por los malos comentarios, porque siempre van a existir. Y que cuide a su familia, que al final es lo más importante.


