El Razer DeathAdder V4 Pro es un ratón que no necesita adornos para impresionar. Por 179,99 euros, ofrece exactamente lo que un jugador competitivo busca: rendimiento absoluto, precisión quirúrgica y una ligereza casi imperceptible. Con un peso de solo 56 g, este ratón inalámbrico ha sido diseñado para moverse rápido y responder sin retrasos, incluso en los escenarios más exigentes.
Lo he utilizado principalmente en juegos de disparos en primera persona, donde cada milésima de segundo cuenta, y puedo decir sin dudar que la respuesta del puntero es instantánea. A pesar de estar conectado de forma inalámbrica, la sensación es exactamente la misma que si estuviera usando un cable. Esa inmediatez es lo que marca la diferencia en el juego competitivo.
Diseño ergonómico optimizado para control total

A nivel de forma, mantiene la clásica ergonomía para diestros que ha caracterizado la línea DeathAdder. Está claramente diseñado para ofrecer un agarre natural, ya sea en estilo palma o garra. En mi caso, con manos pequeñas, el tamaño requiere cierta adaptación, pero no compromete la experiencia. Al contrario: el tacto suave del recubrimiento, la estabilidad en movimientos rápidos y el confort general están bien logrados.

Su diseño sin iluminación RGB contribuye a esa sensación de enfoque total en el rendimiento. Todo está donde debe estar, y los materiales, como la base de teflón 100 % PTFE, aseguran un deslizamiento fluido sobre cualquier superficie sin necesidad de ajustar nada.
Sensor y velocidad: tan preciso como inmediato
Ideal para juegos donde cada movimiento importa

El sensor óptico de 45.000 DPI no es solo una cifra llamativa. En el uso real, se traduce en una capacidad de seguimiento extremadamente precisa y estable. Lo he probado a diferentes velocidades y niveles de sensibilidad, y siempre responde sin fluctuaciones ni errores. Además, gracias a una tasa de sondeo de hasta 8000 Hz —sí, incluso en modo inalámbrico— el tiempo de respuesta es prácticamente inexistente. Estamos hablando de una latencia inferior al cuarto de milisegundo, algo que en juego competitivo se nota.
En mi experiencia, es un ratón que se adapta a tu estilo de juego. Puedes moverte de forma agresiva o hacer movimientos milimétricos sin perder el control, algo que otros modelos simplemente no ofrecen con esta fluidez.
Conectividad sin interrupciones y batería duradera
El DeathAdder V4 Pro puede usarse tanto por cable como de forma inalámbrica a través del dongle incluido. No cuenta con Bluetooth, pero sinceramente, no lo eché en falta. En el día a día, lo utilizo siempre en modo inalámbrico, y si necesito cargarlo, conectarlo por USB-C no interrumpe la sesión. Puedes seguir usándolo mientras se recarga, sin cortes ni configuraciones especiales.

En cuanto a autonomía, la batería aguanta con holgura varios días de uso intensivo. Con una tasa de sondeo de 1000 Hz, supera las 100 horas sin esfuerzo. A 8000 Hz, evidentemente se consume más rápido, pero sigue rindiendo lo suficiente como para no necesitar cargarlo constantemente.
Configuración avanzada sin complicaciones
Otro punto a favor es lo fácil que resulta personalizar este ratón con Razer Synapse. En mi caso, agradecí especialmente poder importar directamente los ajustes de sensibilidad que tenía en otro modelo anterior. Esa continuidad entre dispositivos es muy útil, sobre todo si estás acostumbrado a una configuración específica.

Además, los seis botones programables permiten ajustar funciones o macros según tus necesidades, y todo se puede guardar directamente en la memoria interna del ratón. Esto significa que, aunque lo uses en distintos ordenadores, siempre tendrás tus perfiles y ajustes contigo.




Construcción robusta y sensación de calidad
A pesar de su ligereza, la sensación al usarlo es sólida. El clic es preciso y satisfactorio, gracias a los switches ópticos de cuarta generación, con una vida útil estimada en 100 millones de pulsaciones. En sesiones largas no se calienta, no da problemas, y da la impresión de estar hecho para durar.
Lo he dejado caer accidentalmente en más de una ocasión y el dispositivo no ha mostrado ni marcas ni pérdidas de rendimiento. Está claro que se ha pensado no solo para jugar bien, sino para resistir el desgaste de una rutina intensa.
Conclusión: un ratón sin adornos, pero con todo lo importante


El Razer DeathAdder V4 Pro es uno de los ratones más completos que he probado en mucho tiempo. Renuncia al RGB y a otros extras cosméticos para centrarse en lo que realmente marca la diferencia: la velocidad, la precisión y la ergonomía. No falla en ningún apartado clave y su integración con el software de Razer facilita una experiencia fluida, desde el primer uso hasta el ajuste más fino.
Lo recomiendo sin dudar a jugadores competitivos que buscan un ratón inalámbrico con rendimiento de nivel eSports. También puede funcionar perfectamente en entornos profesionales, siempre que se valore más el control que la versatilidad entre dispositivos. Eso sí, ten en cuenta que no se puede usar sin el dongle USB o sin cable, algo importante si te planteas llevarlo entre distintos setups.
Si puedes adaptarte a su tamaño y estás dispuesto a invertir en calidad real, este es un ratón que no decepciona. Tiene lo necesario para estar entre los mejores del mercado ahora mismo —y no solo en teoría, sino en cada clic.

