Absolut rinde homenaje al gran ilustrador y artista Keith Haring

Una pieza de coleccionista

Absolut vuelve a cruzar el arte con la vida cotidiana con Absolut Haring, una edición limitada que rinde tributo al genio creativo de Keith Haring, uno de los nombres esenciales del arte pop del siglo XX. Inspirada en la colaboración que el artista realizó en 1986, esta reinterpretación rescata el pulso vibrante de los años ochenta y lo traduce en una pieza que celebra la energía, la diversidad y la libertad que definieron su obra.

La botella llega como un diálogo entre dos lenguajes que ya se entendieron hace casi cuarenta años: el de la creatividad sin filtros y el de una marca que ha hecho del arte su identidad. En palabras de Alejandro Ayala, brand manager de Absolut, “pocas marcas pueden presumir de llevar el arte en su ADN y de reivindicar a artistas como Haring, cuya obra y mensaje son hoy más relevantes de lo que podríamos pensar”.

Cuando el arte saltó de los museos a las calles

El artista Keith Haring
El artista Keith Haring

Corría 1986 cuando, por recomendación de Andy Warhol, Keith Haring se convirtió en el segundo artista en reimaginar la icónica botella de Absolut. De aquella colaboración nacieron cuatro piezas, pero una se convirtió en símbolo: un conjunto de figuras danzantes trazadas en rojo sobre fondo amarillo y coronadas por el azul característico de la marca. Era más que una ilustración: una declaración de unión y alegría colectiva que pronto se instaló en el imaginario pop de la época.

Absolut Haring rescata esa obra y la traslada al presente. Las figuras cobran volumen en una versión tridimensional grabada sobre el vidrio, acompañadas de la firma del artista y de un medallón dibujado a mano que rodea el cuello de la botella. El resultado es una pieza que vibra con el mismo ritmo que su creador imprimía en sus murales del metro neoyorquino.

El arte como territorio común

Fiel a la idea de Haring de que “el arte es para todo el mundo”, esta edición limitada se presenta como un objeto que trasciende la estética para convertirse en símbolo de creatividad compartida. En la unión de sus líneas gruesas, sus colores primarios y su vitalidad, Absolut encuentra un reflejo de su propia filosofía: entender la expresión artística como motor de conexión humana.

Absolut Haring no solo revive una colaboración histórica, sino que abre un puente entre generaciones. Una botella que, como las obras del artista, invita a mirar el mundo con los ojos amplios de la imaginación y a celebrar lo que nos une, con la misma energía con la que las figuras de Haring parecen bailar eternamente sobre el vidrio.