Con la llegada del calor y el creciente riesgo de incendios forestales, una práctica ancestral cobra protagonismo como herramienta de prevención: el pastoreo. Durante todo el mes de junio, cerca de veinte restaurantes de la Alta Garrotxa y otras comarcas cercanas se suman a la campaña “Ramats de Foc a taula: cocina y biodiversidad con los cinco sentidos”, una propuesta gastronómica con conciencia que pone en valor los productos de la ganadería extensiva.
Los establecimientos participantes ofrecerán platos elaborados con carnes y lácteos procedentes de rebaños que pastan en bosques y prados. Más allá de su valor culinario, estos productos provienen de una actividad que reduce el riesgo de incendios, mantiene el paisaje y contribuye a la biodiversidad. Todo ello gracias a la labor de los y las ganaderas del proyecto Ramats de Foc, quienes no solo conservan un oficio tradicional, sino que además desempeñan una función estratégica en la gestión forestal.
Cocina con propósito
La campaña no solo apuesta por la proximidad y la sostenibilidad en la cocina. También invita a reflexionar sobre el impacto de nuestras decisiones alimentarias. Los comensales que elijan los platos identificados con el sello “Ramats de Foc” estarán apoyando directamente a quienes cuidan del entorno natural con su trabajo diario, además de disfrutar de recetas tradicionales —algunas con partes del animal poco habituales en la cocina actual— llenas de historia y valor cultural.

Algunas propuestas destacadas incluyen el tataki de potro de Can Pasturet con avellanas y emulsión de hierbas del bosque (Quinze Ous, Les Preses), o los ñoquis de patata con queso de Mas Marcè (L’Hostalet, Hostalets d’en Bas). Sabores auténticos, elaborados con productos de kilómetro cero y una fuerte conexión con el territorio.
Restaurantes participantes
Entre los quince restaurantes que forman parte de esta campaña se encuentran establecimientos de referencia en la comarca de la Garrotxa, como Cabanyes Entre Valls (La Vall de Bianya), Can Jepet (Setcases), Can Po (Rocabruna), El Pont 9 (Camprodon), El Racó de la Txell (Molló), Hostal del Sol (Olot), Hostal Sadernes (Sales de Llierca), L’Eixida (Montagut i Oix), La Guixera (Maià de Montcal), La Quinta Justa (Olot), Les Planes (Espinavell), L’Hostalet (Hostalets d’en Bas), Quinze Ous (Les Preses) y el Santuari de la Mare de Déu (Albanyà). Todos ellos han diseñado propuestas especiales que combinan tradición, sostenibilidad y compromiso con el territorio.

Los productos utilizados provienen de 13 ganaderos y ganaderas ubicados en el Espacio Natural Protegido de la Alta Garrotxa y territorios colindantes. Entre ellos se encuentran Maria, de Ecobac (La Vall de Bianya); David Juan (Biure); Marta, de Finca Baussitges (Espolla); y Judit y Joan, de Pasturabosc (Vilopriu), entre otros. Todos ellos participan activamente en el proyecto con sus rebaños de ovejas, cabras, potros y terneros.
Pastorear por el futuro
La campaña forma parte del programa “12 meses, 12 paisajes” impulsado en el marco de Cataluña Región Mundial de la Gastronomía 2025. Detrás de esta acción está Ramats de Foc, un proyecto nacido en 2016 con el objetivo de gestionar el riesgo de incendios mediante el pastoreo planificado en zonas estratégicas, definidas por los equipos GRAF de los Bomberos de la Generalitat.

Actualmente, Ramats de Foc cuenta con 103 ganaderos y ganaderas —15 de ellas mujeres—, considerados verdaderos guardianes del paisaje. Su labor reduce la vegetación combustible en los bosques y demuestra que la ganadería extensiva puede ser una herramienta clave en la prevención de incendios.
Impulsado por la Fundación Pau Costa, el proyecto une a productores, administraciones públicas, técnicos forestales y comunidades locales en una alianza innovadora que enlaza ecología, economía rural y soberanía alimentaria. Todos los productos asociados cuentan con una certificación que acredita su origen y valor ambiental.
Gastronomía con conciencia
Ramats de Foc a taula no es solo una campaña culinaria, sino un homenaje a la vida rural, al pastoreo y a los valores que sostienen el territorio. Cada plato es una historia contada con ingredientes locales, que reivindica una forma de vivir y de producir con respeto por el entorno. Una cocina que, sin perder sabor ni tradición, se convierte en aliada de un paisaje más vivo, resiliente y sostenible.