El pasado 24 de mayo, en un encuentro íntimo y lleno de matices en Barcelona, el escritor y guionista chileno José Ignacio Valenzuela conversó con el periodista Man Hoh Tang para la Revista YOUNG España. La charla, motivada por la presentación de su nueva novela Lo poco que recuerdo, recorrió con franqueza su carrera, sus fracasos, su activismo y el proceso de creación literaria en un contexto global cada vez más adverso.
Valenzuela, conocido mundialmente por el éxito de su serie ¿Quién mató a Sara? en Netflix, confesó que a pesar de la fama internacional, no se considera en su mejor momento creativo: “Tal vez porque estoy en pijama en casa escribiendo todo el día y no me entero mucho de lo que pasa a mi alrededor”.
La entrevista completa se puede ver ya en nuestro canal de YouTube.
Éxitos, fracasos y una visión única sobre el fracaso creativo
Durante la entrevista, rememoró los años en que comenzó escribiendo telenovelas en Chile. La primera que publicó, a los 20 años, fue un éxito rotundo. Sin embargo, lejos de recibir el aplauso unánime, muchos de sus profesores de literatura le dieron la espalda. “Me dejaron de hablar. Dos incluso no me dejaron entrar más al salón de clases. Para ellos, escribir telenovelas era volverse tonto”, recordó. Lejos de avergonzarse, Valenzuela convirtió esa doble militancia —entre literatura y televisión— en su mayor fortaleza: “Decidí que podía hacer libros que parecieran películas y telenovelas que parecieran teatro. Ese iba a ser mi superpoder”.
Telenovelas, literatura y el prejuicio intelectual
Ese cruce de lenguajes narrativos lo ha perfeccionado con el tiempo. Lo poco que recuerdo, publicada por Suma de Letras, es una novela que mantiene la estructura tensa y adictiva de una serie. Capítulos cortos, cliffhangers constantes y personajes que se descubren en capas, como en una historia audiovisual. “Quiero que alguien diga ‘solo un capítulo más’ aunque sean las tres de la mañana. Y que cuando termine uno, le explote más la cabeza que el anterior”.

Pinomar: el universo literario que conecta sus novelas
La historia está ambientada en un escenario recurrente de su obra: Pino Mar, un pueblo ficticio de casas idénticas, calles perfectas y jardines inmaculados. Pero bajo esa fachada de armonía se esconden secretos oscuros. “La perfección me da miedo. La pureza, como concepto, me parece peligrosa. Pino Mar es una escenografía de arribismo donde todo parece en orden, pero hay una grieta enorme debajo”. En esta nueva entrega, el personaje principal, Helen, se enfrenta a un trauma que reconfigura por completo su identidad, y lo hace en una batalla entre razón y emoción, ciencia y memoria.
Activismo, censura y miedo en EE.UU.
Valenzuela habló también de su vida personal y del creciente retroceso en derechos civiles en Estados Unidos, país en el que reside junto a su marido y su hija. “Vivimos en Florida, donde desde 2022 rige la ley Don’t Say Gay. No se puede hablar de diversidad sexual en colegios, bibliotecas ni universidades públicas. Uno de mis libros infantiles, Un día con papá y papá, fue censurado. Y sí, me siento orgulloso de haberle tocado los cojones a un par de vejetes absurdos”, afirmó con su característico tono irónico. Sin embargo, reconoció el temor constante que atraviesa a su familia. “Desde hace tres años no salimos los tres juntos a ningún sitio en Florida. Nos da miedo. La ley protege al homófobo armado, no a los dos papás con una niña”.
Radicado en Florida, Valenzuela denuncia la ley “Don’t Say Gay” que prohíbe hablar de diversidad sexual en espacios educativos. “Vivimos con la maleta preparada”, confiesa. Uno de sus libros infantiles fue censurado, pero lo lleva con orgullo: “Si molesté a los homófobos, algo hice bien”.
Literatura como arma
En este contexto, su literatura se vuelve aún más personal, más urgente. “Yo no escribo de lo que me gusta. Eso ya está resuelto en mi cabeza. Escribo sobre lo que me molesta, lo que me quita el sueño. Escribo de aquello por lo que pelearía tres días seguidos. Es mi forma de hacer las paces con el mundo”. Esa declaración, sencilla pero poderosa, resume el espíritu de su obra, atravesada por temas como la memoria manipulada, la represión emocional, el clasismo, el machismo, la homofobia o el miedo al “otro”.

Durante la entrevista, también recordó el momento en que comprendió el poder simbólico de la literatura. En una de sus telenovelas más vistas, Dama y obrero, incorporó diálogos reales de políticos chilenos que se habían expresado con odio contra el matrimonio igualitario. Los puso en boca de una villana que terminó encerrada en un manicomio. “Esa fue mi venganza. Fue mi manera de vengarme de todos los que han dicho cosas atroces contra mi comunidad”.
La librería de José Ignacio Valenzuela
A lo largo de la conversación, el escritor compartió también lecturas que lo marcaron: desde Muerte en las nubes de Agatha Christie a los 12 años, pasando por Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez, hasta Pedro Páramo de Juan Rulfo. “Ese libro no lo entendí, pero me hizo sentir. Y eso me enseñó que la literatura no es solo para entender, sino para vivirla con otros órganos”.
Lo poco que recuerdo ya está disponible en todas las librerías de España, y Valenzuela prepara una gira internacional por Estados Unidos, Chile y México. Además, reveló que ya trabaja en la tercera novela ambientada en Pino Mar, consolidando así su universo narrativo personal.
A lo largo de casi una hora, Chascas Valenzuela demostró no solo por qué sus libros atrapan a miles de lectores, sino también por qué su voz —crítica, sensible, coherente— resulta hoy más necesaria que nunca. En tiempos de bulos, algoritmos y retrocesos sociales, su literatura resiste desde la emoción, la memoria y la palabra.