Tras siete años de espera, la cantante y compositora madrileña Barei, conocida por su éxito en Eurovisión con «Say Yay!», nos sorprende con su nuevo y cuarto álbum de estudio, «Trece». Este trabajo, lleno de emoción y autoconocimiento, ya está disponible en todas las plataformas digitales y pronto también en vinilo.
«Trece» marca un nuevo capítulo en la carrera de Barei, quien regresa al castellano, el idioma que la vio nacer como artista. Este cambio le ha permitido ser más honesta que nunca en sus composiciones. Junto a ella, han colaborado en la creación del álbum figuras como Antonio Escobar, Jonathan Pons, Rubén Villanueva y Rafa Vergara.
¿Cómo te sientes con el lanzamiento de tu nuevo disco, Barei?
Pues la verdad es que estoy muy tranquila, lo cual es raro porque nunca me he sentido así con ningún lanzamiento o álbum. Siempre he estado nerviosa y con ansiedad. Ahora, sin embargo, estoy disfrutando mucho de cada entrevista, de cada comentario y respuesta que recibo de la gente que escucha mi música. No me aferro tanto a lo bonito que me dicen ni a quien no me dice nada, y eso me hace sentir muy tranquila.
¿Por qué crees que no te sientes tan apegada a las sensaciones de la gente?
No me doy un valor mayor ni menor por lo que digan los demás. Sé el valor que tengo, que no es ni más ni menos que el de cualquier otra persona. Sé qué cosas puedo aportar y qué cosas tengo que mejorar. Soy más consciente de todo esto ahora y lo identifico, por lo que no responsabilizo a los demás ni de lo bueno ni de lo malo que me suceda.
Puedo agradecer el apoyo de todos, como el de los medios, y eso me ayuda, pero no me quito mi mérito ni se lo quito a nadie. Tampoco le concedo a nadie el poder de definirme, de decir si valgo o no, porque la música es tan subjetiva que es cuestión de gustos. Hago esto para quien quiera escucharlo, no obligo a nadie a que escuche mi disco.
Barei: «No me quito mi mérito ni se lo quito a nadie»
¿Qué ha cambiado en tu vida para poder disfrutar del lanzamiento, Barei?
Creo que me ha cambiado mucho la escala de valores en los últimos años. Al cambiar mis prioridades, le doy más importancia a cosas que antes parecían irrelevantes y menos peso a lo que solía considerar importante. Este cambio de perspectiva me ha permitido ver las cosas de otra manera y darle importancia a lo que realmente vale.
La música, por ejemplo, siempre me ha gustado y me ha hecho sentir realizada. Este disco en concreto me ha servido para sanar muchas cosas, para expresar sentimientos que de otra manera no sabría cómo expresar, y para permitirme cosas que antes no me permitía en la música. Ahora, la música es una vía de acompañamiento para personas que están pasando por experiencias similares a las mías. Todos pasamos por las mismas cosas, y mi única finalidad es acompañar esos procesos desde estas historias.
No le doy más peso a la música y a mi trabajo por encima de mi familia, mi bienestar emocional y el amor en general. Para mí, lo realmente importante es estar tranquila porque estoy bien con las personas que quiero. Lo demás son cosas accidentales que te suman o te restan, pero siempre te enseñan. De hecho, ahora puedo dedicarme a la música, y si mañana decido dedicarme a otra cosa, no pasaría nada. Lo importante es mantener el bienestar y cuidar de uno mismo y de los demás, algo que es para toda la vida.
Barei: «Podría ser muchas cosas, no solo música»
¿Barei, crees que existiría un mundo en el que no te dedicaras a la música?
Sí, hay muchas cosas que me gustan, muchísimas. Si mañana me dijeran que tengo que dejar de cantar o de escribir, lo pasaría mal, pero si me dijeran que tengo que dejar el proyecto Barei, no me pasaría absolutamente nada. No tengo ningún apego a Barei; simplemente agradezco el proyecto porque me gusta, lo disfruto y me sirve para expresarme.
Podría ser arquitecta de interiores, que es lo que he estudiado y me encanta. Podría ser profesora de submarinismo, sacarme el título y hacerlo, o cualquier cosa relacionada con la naturaleza. Me encanta. Podría dedicarme a llevar un huerto, cuidar caballos o cuidar niños. Hay mil cosas que me llenan y me hacen sentir muy bien, no solo la música. La música es algo que ha venido un poco por inercia, y aunque tengo actitudes y muchas cosas que mejorar, también hay otras que se me dan mejor. Existen mil mundos paralelos en los que podría ser otra cosa.
¿Crees que existiría un mundo en el que no te dedicaras a la música?
Sí, sí, sí. A mí hay muchas cosas que me gustan, muchísimas. A mí no me pasaría nada y si a mí me dijeran mañana tienes que dejar de cantar lo pasaría mal o de escribir, pero me refiero a tienes que dejar a Barei, lo que es el proyecto Barei, no me pasa absolutamente nada, nada de nada de nada. No tengo ningún apego a Barei ninguno y simplemente me agradezco el proyecto, porque me gusta, porque lo disfruto, porque me sirve para expresarme.
¿Qué nos podemos encontrar dentro del vinilo de tu disco, Barei?
Básicamente alguna foto, más letras de las canciones, todas al completo. El diseño es superbonito, superdiferente, no es un vinilo negro al uso. Es una edición muy limitada, para los muy fans que quieran tenerlo y que tengan donde escuchar ese vinilo.
Tu disco proyecta momentos de la vida de la gente. ¿Qué mensajes te llegan de tus fans?
Me he encontrado con que los mensajes han sido mucho más extensos y personales. Antes recibía comentarios como «wow, increíble», «me flipa», «preséntate en Eurovisión otra vez». Ahora, las personas me escriben desde una conexión real con las letras y sus vivencias, que es la finalidad de este disco: acompañar esa transformación que requiere pasar por un dolor muy grande, por la negación y la aceptación de ese dolor, y finalmente, transformarlo en un cambio y crecimiento personal.
Creo que la gente lo está percibiendo así, y para mí eso ya es un éxito: que entiendan que la versión que viene después de transitar todo esto es mucho más grande, potente y bonita que la que parece que se van a quedar. Muchas veces pensamos que nos quedaremos estancados en la tristeza, sin poder salir de ese diálogo interno negativo. Pero pasar por todo eso es vivir, no estaríamos muertos. Al final, la vida son esos contrastes, y este disco es un disco de contrastes, de pasar por una oscuridad profunda para mirarla de frente, no evitarla, y transformarla en una luz brillante. Ese es el viaje de estos 13 temas.
¿Por qué la tracklist parece desordenada, Barei?
En realidad, dentro de mi desorden, hay un orden. Permíteme explicarte: el disco comienza con «Cómo dolisteis», una canción que habla de las heridas de infancia, de dónde empieza todo nuestro caos de adultos. Hasta que no miramos y sanamos esas heridas, no podemos cambiar nuestros patrones.
Luego viene «Me la lías», que trata sobre los límites, tanto hacia los demás como hacia uno mismo. Es un tema que habla de permitir que alguien te afecte porque aún no has sanado tus heridas.
Después, «Foco» es una canción más tajante, que habla de reconocer y aceptar que ciertas situaciones ya no van contigo.
A continuación, «Desordenada» aborda el duelo y el caos, la sensación de tener que pasar por todas las etapas del duelo para poder salir adelante.
Seguida por «Cuéntame qué te pasa», que trata sobre el síndrome de salvadora, esa necesidad de intentar solucionar los problemas de los demás bajo tu propio criterio, pero reconociendo que solo puedes sacarte a ti misma de ciertas situaciones.
Finalmente, «Ya no va conmigo» es el punto de inflexión, donde te das cuenta de que ya no eres la misma persona. Es un momento de aceptación y transformación.
El disco está dividido en tercios que representan diferentes momentos y situaciones de mi vida. Un tercio es sobre un momento específico, otro tercio son canciones dirigidas a mí misma después de haber salido de ciertas situaciones, y el último tercio se centra en una situación vital que me ha permitido poner límites y reconocer desde dónde me vinculo. Aunque puede parecer desordenado, cada canción tiene su lugar y propósito dentro de este viaje.
«El número 13 me ha perseguido durante los últimos años»
¿Y cierras el disco con «Gracias por volver», por qué?
Tiene mucho que ver con el 13 y con por qué se llama este disco también. Siento que ha habido una persona que me ha marcado mucho estos últimos años, que me ha ayudado a conocerme y que me ha visto más que nadie. Tenía la sensación de conocerla de antes, como si ya nos conociéramos de otra vida. No creo en nada en concreto; no creo en un Dios específico ni en la reencarnación, pero estoy abierta a creer en todo. Soy humilde en ese sentido y reconozco que no sé qué hay después de la muerte.
En una ocasión de mi vida, sentí que conocía a una persona a nivel interno, como si ya nos conociéramos de otra vida. Esa canción habla un poco de eso. El «gracias por volver» es por volver y por enseñarme tanto. Es el cierre del disco porque lleva implícita una historia de amor muy bonita, que agradezco mucho en mi vida. A pesar de haber tenido su parte dolorosa y su despedida, siempre voy a agradecer porque ha supuesto un cambio muy grande en mí y mucho del valor que ahora me doy.
El número 13
¿Por qué el número 13 es tan importante en tu vida?
Por muchos motivos, el 13 ha sido un número significativo para mí. Siempre fue el 3 mi número favorito, pero de repente empecé a ver treces por todos lados. Llevo más de tres años viendo combinaciones como 13, 13 o 11, 31 constantemente. Es como si el 13 me persiguiera: me detengo en cualquier portal y es el 13, veo un cubo de basura y tiene el 13. Incluso ahora, al mudarme, las dos casas a las que podía ir por tener mascotas, ambas son el número 13.
Además, el 13 tiene un significado especial para mí: es 1 y 3, que al final es como una B de Barbara de Barei. Perdí 13 kg en el parto, y en 13 años hubo un cambio muy grande en mi vida. La persona a la que dedico «Gracias por volver» tiene mucho que ver con el número 13.
He querido resignificar el 13 porque en algunas culturas no trae mala suerte, sino que simboliza que algo muere en el buen sentido, para dar paso a algo mejor. Este disco es tan transformador que me parecía que el número 13 tenía mucho sentido para representarlo.
¿Te has sentido ninguneada como persona por ser artista?
No me he sentido ninguneada; quizás me he sentido juzgada en algún momento, pero desde el criterio de cada uno sobre el arte, más que nada. La palabra sería «señalada». Me he sentido señalada alguna vez, sí, pero como sé que eso no es mío, sino de la otra persona, no me afecta. No lo digo de manera altiva, simplemente es que entiendo que los juicios son de quien los hace, no míos.
«Ninguneada como artista no, pero juzgada sí»
¿Qué has visto fuera de otros artistas que te ha causado envidia o frustración?
Me ha podido causar frustración, pero más que nada, he sentido que siempre he tenido claro dónde he estado. Por ejemplo, cuando tuve un momento álgido como el de Eurovisión, lo abracé y lo disfruté muchísimo, pero no me creí que me iba a quedar ahí. Siempre he tenido los pies en la tierra, sabiendo que esto es muy difícil. Sé que hay gente que con mucho menos está llenando el Wizink.
Cuando veo a alguien que admiro en el Wizink, siempre me imagino y me visualizo a mí misma diciendo: «Algún día cantaré aquí». Es una meta, no algo que deba conseguir a toda costa. Me gustaría hacerlo, pero si no pasa, no pasa nada. Es algo que me imagino, por supuesto, pero desde la admiración y no desde la frustración. Es más positivo, no me flagelo. Me flagelo más a nivel personal que a nivel musical.
¿Cómo va a ser el directo de este disco?
Este disco ha nacido de la idea del directo, al contrario. Este disco ha nacido de la idea del directo, o sea al contrario. Este disco ha nacido de una idea de Antonio Escobar. Va a ser muy experiencial, con mucha expresión corporal, no coreografías al uso. Va a ser más teatral todo el show, más de contar cosas.
El directo va a sumar mucho más a la experiencia»
¿Cómo va a ser la gira?
No tengo claro aún como gira, no, pero sí el concepto sí lo tengo. Normalmente, cuando hemos producido un disco, siempre hemos empezado pensando en lo mejor para la canción y luego adaptamos la formación y los instrumentos para el directo. Pero en este caso, ha sido al revés. Este disco ha nacido de la idea del directo, una idea de Antonio Escobar.
He trabajado con cuatro productores en este disco, casi el 99% con Jonathan Pons y Antonio Escobar, que ha sido impresionante trabajar con ellos. Se han convertido en personas fundamentales en mi vida. También con Rubén Vilanova, a quien ya conoces, y Rafa Vergara, que trabaja para mucha gente en Miami.
Cuando empecé a crear este disco con Antonio y Jonathan, Antonio me dijo: «No sé si sabes muy bien qué quieres hacer». Yo le respondí que no tenía ni idea, si en español, inglés, Spanglish, o qué formato. Él me dijo: «Bueno, vamos a empezar a crear, pero te voy a decir cómo te veo en directo por el aura que tú me das». Me dijo: «Te veo con una base electrónica, un trío de cuerdas, mujeres sentadas con atril, vestidas de negro, tocando, no cuerdas que bailan, cantan, se mueven, hacen coreografía contigo». Son 3 chicas espectaculares: Milena Brody, Cristina Soy y otra Cristina, que tocan en muchos sitios.
Me flipó la idea, y a raíz de ahí dijimos: «Vale, pues ahora hay que hacer un disco que tenga esto, una base electrónica y un trío de cuerdas». De hecho, ellas son las que tocan en todos los temas y las que van a estar en directo. No es que hayan tocado las cuerdas otras y luego vayan allí; ellas han tocado y ya está creado con ellas.
Va a ser muy experiencial, con mucha expresión corporal, no coreografías al uso. No es que vayamos a hacer una coreografía estilo Beyoncé, sino más de expresión corporal. Va a ser más teatral todo el show, más de contar cosas.
¿Cómo va a ser el videoclip de «Ya no va conmigo»?
El videoclip de «Ya no va conmigo» es muy cinematográfico, o sea, todos mis últimos vídeos son bastante cinematográficos. Esperemos que en el directo también os sintáis como en una peli, esa es la idea.
¿Crees que en el directo se ampliarán esas historias de videoclip?
No sé si tendrá una continuidad o simplemente será un paralelismo, no lo sé, pero va a haber cosas en común. Obviamente sí.
