¿Cómo fue tu vida cuando no habían cámaras apuntándote?
Mi vida ha sido como una montaña rusa emocional. He tenido una infancia muy bonita, pero también he sufrido grandes pérdidas, como la de mis padres, que me afectaron mucho, especialmente la de mi padre. Eso cambió un poco el rumbo de mi vida. He vivido momentos bonitos, pero también situaciones duras, de adaptación. Mi adolescencia fue un poco traviesa, y mi madurez, aunque bonita, también ha sido complicada. Ha sido un camino nada fácil ni estable, pero como muchos otros, he pasado por altibajos.
Todo esto me ha ayudado a madurar y me ha formado como persona. He aprendido de los tropiezos y de las lecciones que la vida me ha dado, esas que nos enseñan lo que es realmente importante.
Hay gente que piensa que ser hijo de alguien famoso es vivir en una alfombra roja, pero no es así. Es más duro de lo que la gente cree. Me he forjado a base de vivencias, de errores y aciertos, como todo el mundo.
«La muerte de mi padre cambió el rumbo de mi vida»
¿Por qué dices que la muerte de tu padre te afectó más que la de tu madre?
Perder a mi padre cuando tenía 8 años fue algo muy difícil, especialmente porque no tenía la madurez ni las herramientas emocionales para entender lo que significaba la muerte. No supe lo que pasaba realmente; me lo escondieron todo, así que no pude despedirme de él. La figura de mi padre, sobre todo siendo un chico, era muy importante para mí, éramos muy cercanos, él era mi referente, mi «ojito derecho». Esa pérdida fue especialmente impactante porque no tenía la capacidad de procesarla.
Cuando perdí a mi madre con 30 años, fue igual de doloroso, pero ya tenía una comprensión más profunda de lo que implica la muerte. Al ser adulto, aunque igualmente duro, disponía de más herramientas psicológicas para gestionarlo. La muerte de un ser querido nunca se supera, pero se aprende a vivir con ella. No se olvida, pero sí se puede aprender a llevar la carga emocional con el tiempo.
«Aunque no había nacido de ella, yo era su hijo»
He estado leyendo que últimamente la prensa te pregunta acerca de tu adopción, ¿sientes que lo han hecho con respeto o con voracidad en busca de un titular?
La adopción siempre la he visto de forma muy natural, y mi madre me lo inculcó desde pequeño. Me decía constantemente que, aunque no había nacido de ella, yo era su hijo. Esto me lo repitió mucho para que lo asumiera con total normalidad, y así lo he hecho. A lo largo de los años, nunca me han preguntado mucho sobre el tema, y cuando lo hacían, siempre ha sido con respeto.
Ahora, con el tiempo y con el aumento de la visibilidad de la adopción en los medios, la gente empieza a interesarse más por este tema. Pero siempre trato de responder de forma natural, sin darles una carga extra. Creo que si se habla con normalidad y sin tratarlo como algo extraordinario, se restan las etiquetas y el estigma que a veces se le da. Para mí es simplemente un proceso de vida, como cualquier otro.
Última pregunta, Zeus, ¿qué pregunta no te he hecho en esta entrevista y te gustaría añadir?
Lo has preguntado todo. De hecho, creo que mucho más de lo que mucha gente me pregunta, porque es lo que pasa que la gente siempre Sota, caballo o rey. Creo que has abarcado prácticamente todo, tanto lo personal como lo profesional, en general. Así que, por mi parte, estoy satisfecho.
Creo que con esta entrevista la gente me conoce más de lo que me conocía antes. Cuando la gente realmente se interesa por saber de ti como persona, aparte de ser quien eres y hablar de tu madre, surgen cosas que quizás no se conocían. Como dije, has preguntado prácticamente de todo. No te sabría decir, «oye, pregúntame esto», porque creo que he hablado de todo un poco.