Zeus Montiel
Zeus Montiel

Zeus Montiel: «Aprendí a no tener miedo a equivocarme y confiar en mi proceso»

Se atrevió a contarlo todo en YOUNG

Sin embargo, ahora mismo estoy trabajando paso a paso, sacando tema por tema, como pasos de hormiga, para que la gente me vaya conociendo poco a poco. Estoy adaptándome a la industria tal como es ahora, ganando público, construyendo una base de seguidores y logrando que mi música llegue a más personas. Aunque el disco físico sigue existiendo —e incluso el vinilo ha vuelto—, este enfoque más gradual me parece el camino correcto por ahora.

Eso sí, confío en que, si todo sale bien, llegará el momento de lanzar ese álbum con el que siempre he soñado.

«Mucha gente cree que basta con subirse a un escenario y cantar»

Si los artistas a los que mencionas sueñan con sacar discos, Zeus, ¿cuál es tu sueño?

Vivir de la música, algo que no es nada fácil hoy en día. Mucha gente cree que basta con subirse a un escenario y cantar, pero detrás de eso hay mucho esfuerzo, sacrificio y sufrimiento. Es comprensible que no lo vean, porque esa parte no se muestra.

A mí me gustaría que los artistas compartieran más, no solo los momentos bonitos, sino también las dificultades, los sacrificios y las sombras del camino. Sería bueno que la gente entendiera que no todo es tan perfecto como parece, y creo que es importante mostrar también esa realidad.

Según tu experiencia, ¿cuál es la parte mala de dedicarse en la música, Zeus?

La parte difícil de vivir de la música, al menos en mi experiencia, ha sido dar mucho más de lo que he recibido. He invertido tiempo, esfuerzo y recursos, y muchas veces no obtienes el retorno que esperas. Es complicado, porque como mencioné antes, la música, aunque suene duro, es también una empresa, un producto. Como autónomo, tengo que invertir en mi negocio, y no siempre ves los resultados que deseas.

Ahí es donde se pone difícil seguir adelante. Muchas personas, al no obtener lo que esperaban, deciden rendirse. Pero para mí, rendirme sería traicionarme a mí mismo y a quienes me apoyan. Por eso sigo luchando. No sé en qué parte de este mundo estaré, pero sé que siempre estaré en la música.

He vivido tanto momentos duros como otros muy buenos, pero es importante entender que el mundo de la música no es tan ideal como mucha gente imagina.

¿Cabe la posibilidad de que abandoses tu carrera musical si esto no llega a arrancar?

No, no, no, ya te lo digo: la única vez que dejaría la música sería cuando me vaya de este mundo. Lo tengo clarísimo. No pienso renunciar porque, para mí, esto es más que un reto, es un reto personal que tengo muy claro que nunca abandonaré.

De hecho, lo intenté una vez. Estuve dos años sin hacer nada relacionado con la música y no pude soportarlo; tuve que volver. Es algo vocacional, es mi vida, mi forma de vivir y respirar. Creo firmemente que todos necesitamos un objetivo o un sueño en la vida, y el mío es este. Lo tengo tan claro como que seguiré luchando, cueste lo que cueste y requiera el esfuerzo que requiera.

Además, soy Tauro, cabezota por naturaleza, así que no me rendiré fácilmente. Esto es lo que soy, y estaré aquí para salir adelante, siempre.

«Llevar el apellido Montiel es algo gratificante y bonito»

Zeus, siendo hijo de Sara Montiel, una estrella en el cine y la música, ¿sientes la presión de conseguir los mismos éxitos que ella por la sombra que dejó?

Cuando empecé, era muy joven, casi un chaval, y tenía esa mentalidad típica de la juventud, inconsciente de la vida, esperando alcanzar el éxito rápido, casi sin esfuerzo. Con los años, he madurado y cambiado mi perspectiva. Ahora me da absolutamente igual lo que otros piensen o esperen de mí; pienso en mí mismo y en lo que quiero. No lo llamo egoísmo, sino aprender a quererse a uno mismo. Al liberarme de esas presiones externas, he ganado tranquilidad.

Llevar el apellido Montiel es algo gratificante y bonito. Aunque las comparaciones son odiosas, en mi caso vivo tranquilo. Sé quién soy, lo que tengo y lo que debo hacer. La gente puede tener expectativas asociadas a mi apellido, pero lo que hago es muy diferente a lo que hacía mi madre. No nos parecemos en nada en ese sentido. Ojalá algún día alcance una pequeña parte de lo que ella logró, pero sigo mi propio camino.

En una entrevista para El Español, cuentas que llevar el apellido artístico de un padre o una madre está mal visto en España, ¿a qué te refieres?

Más que por el apellido Montiel, se trata de ser «el hijo de». A eso me refería en ese artículo. En este país, ser hijo de alguien conocido conlleva un estigma, una visión contraria a lo que cabría esperar. En lugar de valorar la referencia tan bonita que supone, como en mi caso tener a alguien como Sara Montiel en casa, con quien aprender muchísimo, lo que más escuchas es: «Está ahí por enchufe, no se lo merece, es solo un hobby para él».

Zeus Montiel
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Eso es lo que tenía que escuchar cuando era joven, y es algo que sigue ocurriendo. En cambio, en Latinoamérica es muy distinto. Allí ser el hijo de Sara Montiel genera cariño y expectativas positivas. Te reciben con amor, con el deseo de escuchar qué tienes que ofrecer, mientras que aquí parece que te esperan con el hacha en la mano, listos para criticar cualquier fallo.

Con el tiempo, he logrado cambiar un poco esa percepción, aunque no del todo. Después de tantos años, creo que la gente empieza a ver que no estoy aquí por capricho, que mi trabajo puede gustar o no, pero es digno y está bien hecho. Poco a poco me voy quitando esa etiqueta, aunque en España es difícil porque esa mentalidad sigue presente.

Cuando me preguntaron, lo dije claramente: aquí se critica más el hecho de ser «el hijo de» que lo contrario. En lugar de escuchar o dar una oportunidad, el prejuicio pesa más. Pero bueno, es lo que hay, y lo asumo.

«Creo que la gente empieza a ver que no estoy aquí por capricho»

¿Me podrías contar alguna experiencia en el que te sentiste ninguneado artísticamente por ser el «hijo de…»?

Al principio, cuando empiezas, la gente parece esperar que te comportes como un artista con 30 años de experiencia sobre el escenario, algo obviamente imposible por edad y trayectoria. Por eso, cualquier error o fallo era motivo de crítica. Veían a un chaval joven que quería dedicarse a la música, y las críticas llegaban por todas partes. No me parecía justo, porque al final creo que es cuestión de empatía.

Siempre hago una pregunta simple: ¿Cómo te sentirías tú en mi lugar? Y todo el mundo responde lo mismo: Pues mal. Entonces, ¿por qué hacerme sentir mal si sabes que te pasaría lo mismo? Ponerse en el lugar del otro parece algo sencillo, pero muchas veces no lo es, o la gente simplemente no lo hace.

«Esos primeros años fueron duros precisamente por eso»

Cuando alguien está empezando, lo lógico sería tener un poco de paciencia y darle margen. Sin embargo, al salir y exponerte públicamente, sabes que las críticas pueden llegar, y que las personas tienen derecho a opinar. Pero cuando eres joven, no tienes el mismo criterio ni los mecanismos de defensa que desarrollas con el tiempo. En ese momento, las críticas te afectan más profundamente y te hacen sentir mal.

No es fácil ser «el hijo de». Tiene cosas maravillosas que me han abierto puertas y de las que estoy muy orgulloso, pero también conlleva desafíos. Muchas veces esas críticas te hacen sentir mal, especialmente cuando empiezas y todavía estás aprendiendo a manejarlo todo.

¿Recuerdas algunas de esas críticas del comienzo de tu carrera musical, llegarona hacerte repensar si este era tu camino?

No, no se trata de repensar nada. Cuando decido hacer algo, me da igual lo que digan. Soy Tauro, y siempre he sido muy cabezota. Es cierto que en aquel entonces me afectaban más las críticas, pero con el tiempo aprendí a dejarlas pasar. Recuerdo que al principio había comentarios como: ¿Y ahora este quiere ser cantante? ¿Qué va a hacer, cantante?

Tampoco era de leer muchas noticias, y cuando empecé las redes sociales no eran lo que son ahora. Aunque ya existían, no tenían el alcance ni el impacto que tienen hoy en día, donde el bullying en línea es mucho más frecuente. En aquel entonces leía alguna cosa, pero la verdad es que me reía.

Mi madre también se reía mucho de las críticas y siempre me decía: Hijo mío, ni caso. Así es la prensa, no le des importancia. Eso me ayudó a tomarlo con humor y a no darle más vueltas. Al final, pasaba de largo y seguía adelante.