Entrevistamos a Carles Tamayo, el divulgador y cineasta creador del documental “Cómo cazar a un monstruo” (Prime Video), que relataba los encuentros con el pedófilo Lluís Gros. La serie documental, disponible en Prime Video, empieza a cosechar premios como este Ondas a Mejor Documental. Anoche recogió, junto con Ramón Campos, productor ejecutivo de la productora Bambú, el caballo alado.
Dos días después de que el Congreso comience la tramitación de una ley que deroga la prescripción de los delitos sexuales graves contra menores. Sobre este tema también le preguntamos en este breve encuentro.
Buenos días Carles Tamayo, ¿ahora que sabemos que tu documental ha impulsado que el congreso legisle para condenar a todos los agresores sexuales, crees que tu nuevo documental sobre las noticias falsas cambiará que los políticos no mientan en campaña electoral?
A ver, yo lo que intento cuando hago un reportaje, un documental, primero es entretener y luego es divulgar. Luego todo lo que pase más allá, como ha pasado con algunos reportajes que hemos hecho en YouTube, que han ayudado a nivel judicial y tal, todo eso digamos que es un plus.
Todo lo que pase a partir del documental que hemos hecho y lo que sacamos. Intento no planteármelo porque si no me voy a frustrar, porque realmente es difícil cambiar las cosas. Al final tampoco nosotros cambiamos nada.
El documental nuestro sirve, luego el trabajo de otra gente también sirve y tal, pero yo al final lo que quiero es entretener, por un lado, y divulgar. Pienso que con el entretenimiento, haciendo que el mensaje llegue, que sea como más suave.
“Mi objetivo principal es entretener, seguido de divulgar”
¿Cómo te ves de aquí a 40 años?
Hostia, de aquí a 40 años yo quiero ser Ramón Campos del futuro.
¿Qué significa eso?
A ver, es que el otro día estuve en unas charlas esas de Kinótico, presentaron a Ramón como el emperador del audiovisual y es como joder, es un tío que da trabajo a todo el mundo, que las producciones que hace son muy buenas, que realmente creen lo que hacen. Estoy haciendo la pelota aquí, pero de verdad lo pienso, si no, no lo haría. Y que es majísimo.
He tenido una suerte increíble al conocerle. Cuando empecé a trabajar con Ramón no lo conocía de nada. Y de hecho, el primer encuentro que tuvo con él yo venía quemado ya de muchas productoras y era como “mira, no sé quién eres, no sé lo que haces, me la están intentando liar, yo voy a hacer el documental ese para YouTube”. 
¿Cómo fue ese primer encuentro?
Fue así, fue decirle “es que me lo han intentado liar tanto, me han pasado contratos abusivos”, que me quiso escuchar. Él se presentó, me dijo: “hola, soy Ramón Campos, he hecho esos documentales, las series y tal”. Me empecé a ver todo, me empecé a ver, pues eso, 800 Metros, el caso Cáser, el caso Asunta, Fariña, me encantó. Y luego la reacción, pues la verdad que ha sido yo he ido a parar al mejor sitio donde podría ir a parar. Estoy muy, supercontento, la verdad.
Carles Tamayo: “Me pasaron un montón de contratos con cláusulas abusivas”
¿Cómo fue eso?
He aprendido que yo no iba a firmar ninguno de esos contratos. No lo iba a dejar pasar, yo iba un poco de flipado, igual que yo decía: “yo quiero ser director, productor ejecutivo, guionista y quiero negociar con las plataformas”. Y digo “Llevo tres años grabando esa mierda”, en plan yo creo que puedo venderlo bien y su respuesta era que no me dejaban la mayoría hacerlo. Pero entonces llegó Ramón y dijo que sí.
¿Qué consejo te hubieses dado a Carles Tamayo de hace unos cuantos años atrás?
Cuando llegamos a Prime, ya iba un poco escarmentado, como puedes imaginar. Pero si pudiera hablar con el Carles de hace cinco años, le diría algo importante. Hace cinco años, prácticamente dos semanas después de haber subido mi primer vídeo en YouTube, las cosas empezaron a irme muy bien. A ese Carles, al de mayo de hace cinco años, le diría: ‘No hace falta correr’.
En el mundo creativo, suelen jugar mucho con el chantaje emocional: ‘Esta puede ser tu única oportunidad para hacer un documental o una película’. Y aunque suene como un sueño hecho realidad, hay que mantenerse fiel a lo que uno cree. Las oportunidades llegan, pero no a costa de renunciar a tus principios. Lo mismo pasa en otros ámbitos, como el editorial. Tengo amigos escritores que se ven presionados a firmar contratos abusivos, de 45 años, porque les hacen creer que es su única oportunidad de publicar un libro. Pero no es así; si te esperas un poco, seguramente aparecerán más opciones.
El problema es que en sectores artísticos, literarios o audiovisuales, se juega mucho con la ilusión de las personas. Se aprovechan de tus sueños, pero hay que saber ser paciente y no dejarse llevar por esa presión.
