Ubicado en la calle Córcega 242 de Barcelona, encontramos el Restaurante Deliri, el proyecto personal gastronómico del chef David Morera.
David describe su “deliri” como ese estado que se produce cuando se consigue tocar la mayor satisfacción en el sabor. Es precisamente en ese sabor que sus recetas, aparentemente tradicionales, han sido ligeramente modificadas para producir esa explosión de sabor en cada cucharada.
Después de un merecido descanso de verano, el equipo del Restaurante Deliri vuelve a subir la persiana con una propuesta original y con novedades. El mismo David Morera nos confesaba que su carta se encuentra en constante cambio, ya sea debido por el mercado o por su ilimitada creatividad.
La cocina del Deliri
El Deliri es un espacio que ha sabido encajar, dentro de la gran oferta gastronómica barcelonesa, un proyecto de cocina de mercado con personalidad, originalidad y creatividad.
Las creaciones diseñadas por David Morera están pensadas para crear un menú que se puede disfrutar en pareja o grupo. Todas las creaciones que veremos son fáciles de compartir, meter cucharada y crear un bonito recuerdo en torno a la mesa. Es por eso que recomendamos ir con pareja o amigos, pues esa es la premisa de la que parte en su restaurante.
No obstante, su carta es un viaje a las entrañas de su vida personal. Por ejemplo, en la carta hace referencias constantes a esas comidas de domingo en casa de su abuela y familia reunida en torno a una cacerola de macarrones con tomate.
El restaurante de David Morera ha logrado, en apenas tres años, conseguir la atención de los críticos. Tanto es así, que junto a su barra de servicio hay dos referencias a las pretigiosas Guía Michelín y Guía Repsol.
El comedor y terraza del Deliri
El modesto espacio está ubicado en los bajos de una vieja casa del ensanche. A nivel bajo tierra, lo que permite una climatización natural algo más fresco.
Sus paredes desnudas dejan al descubierto la piedra oscura que muestra el paso del tiempo. Esos muros están coronados por unos preciosos arcos de estilo catalán, con tejas y bigas de madera como soporte, de media punta. Esos elementos consiguen crear un templo, un lugar único y especial.
La disposición de la sala es un pasillo único central, apenas unos pocos cuadros decoran ese espacio. Lo completan unos grandes paneles de color blanco crudo que sirven para evitar la reverberación del sonido.
El comedor tiene dos partes. Una primera parte, cerca de la puerta, que dispondríamos de mesas altas y taburetes, para un encuentro casual y desenfadado. Frente a este, tenemos el servicio de bebidas, como cafés y neveras, en las que se muestra la colección de vinos. La segunda parte del comedor de Deliri son mesas bajas con manteles blancos. Esto crea un aspecto clásico, pero que podría respirar esa narrativa de tradición y comodidad, como si estuvieras en casa de la abuela.
Justo al final de este comedor encontramos la cocina, abierta. Hablando con David, esa apuesta quiere invitar a la gente a que presencie la elaboración de los platos. Ser partícipes pasivos del trabajo que emplean con su dedicación, a conseguir el mejor resultado posible.
Terraza. Además del espacio interior, el restaurante Deliri dispone de cuatro mesas en la terraza que hay frente a su puerta. En esta ocasión, lo disponen con manteles de tela y una vajilla de cerámica blanca. Perfecta para disfrutar de las corrientes de aire que circulan entre las calles de Barcelona.