La actriz Aria Bedmar ha protagonizado el último estreno del director Paco Plaza. Hermana Muerte es un thriller de suspense con reminiscencias con la Guerra Civil y el espiritismo que tendrá a un convento de monjas patas arriba.
La cinta ha sido elegida para la abertura de la pasada edición del Festival de Cine fantástico y de terror de Sitges. En breves podréis disfrutar de todo su contenido en esta página web y en la edición de noviembre de YOUNG.
Hola, Aria Bedmar, ¿es habitual que tengas tantos proyectos al mismo tiempo?
Pienso que este es un trabajo que va por etapas. Una de las cosas que tenemos que aprender más rápidamente a los que nos dedicamos a este mundillo, es gestionar que haya etapas en las que no tengas nada de trabajo. Y hay que tener muy claro de que no significa que carezcas de talento o que otros lo merezcan más. No depende uno mismo, sino de que el proyecto salga.
¿Cómo controlas tu autoestima cuando, tras haber hecho de los mejores castings de tu vida, no te hayan cogido?
Me ha costado mucho entender de que cuando me han dicho que no, no significa que no sea buena en mi trabajo ni que mereciera hacer ese papel. Significa que la energía que requiere ese personaje no es la misma que la que yo les puedo dar. Es la única razón, por la que no me salen los castings que no he superado.
De hecho, hice un casting del que estaba superilusionada hacer, sentí que hice un casting maravilloso, que la energía había fluido superbién, pero no me dieron el papel. Entonces comencé a comerme la cabeza buscando razones. Y gracias a que no me dieron ese papel, pude hacer “Hermana Muerte”. Si me la hubieran dado, no podría haber hecho esta película, por incompatibilidad de calendarios de rodaje.
¿Cómo te preparaste para el casting de Hermana Muerte?
A mí lo que me pasa es que desde siempre me han dicho que soy una dramática. De niña y mi adolescencia he creído que era incluso malo ser tan empática con el dolor de los demás. Afortunadamente no quise cambiarlo.
Cuando me llega el papel de Narcisa que, además, es en una peli de terror, yo soy muy asustadiza. Muchísimo, de verdad que lo paso muy mal viendo películas de terror y por eso, jamás había visto ninguna. Soy de esas personas que sufren ataques de pánico al verlas.
“Pensar en la religión, para mí, era entrar en conflicto” – Aria Bedmar
Entonces, Aria Bedmar, ¿qué te impulsó a coger este proyecto?
Pues precisamente uno de ellos fue la religión. Porque, para mí, he estado en un conflicto, no tanto con la religión cristiana, sino con su postura con la Iglesia que quiere justificar aquello que, para mí, es injustificable. Incluso, me producía cierto rechazo porque no lo entendía.
Entonces, no entendía como una persona llegaba a encomendarse a una causa intangible, tiene más sentido que ser libre. Es decir, en este caso una chica cree que es buena idea ponerse una ropa que la cubre, dejando apenas al descubierto su rostro. Una ropa que pasa de convertir a una persona en una figura con rostro, algo que te censura.
¿Cómo has trabajado en el desarrollo de Narcisa sin acabar el estereotipo?
Entendimos que la primera fase del trabajo de desarrollo fue encontrar puntos en común entre ella y yo, porque entendimos que estaba muy alejada de ella. Y buscamos en su mochila emocional a lo que encontré puntos en común muy fuertes.
Por ejemplo, vi que ambas nos sentimos encasilladas por la gente o te presuponga por causa de algo que has dicho, hecho o has estado, en un momento anterior de tu vida. Eso te condena a ser lo que la gente espera de ti, no a lo que tú quieras ser o estar.
¿Cuál ha sido la escena más complicada de rodar?
Una de ellas fue una secuencia, en la que estamos atravesando por un pasillo, y que estaba con otro personaje mientras me comía la cabeza, ese personaje se queda atrás y yo sigo avanzando. A nivel técnico estaba diseñado de una manera, pero en el set fue complicado de realizar. Recuerdo esa escena, porque Paco Plaza es un experto en tener muy claro el trabajo previo a rodar.
Entonces, tuvieron que reajustar la coreografía de cámara y cuando es un diálogo no pasa nada, pero hasta que no encontraron la manera de hacerlo fluido, no salía. Esa escena fue un verdadero desgaste emocional, porque mi personaje estaba sufriendo toma tras toma.
¿Me puedes contar alguna anécdota de rodaje?
Hermana muerte ha sido uno de los rodajes más divertidos que he hecho. Hay una secuencia en la que una compañera tenía que hacer que de repente no tenía ojos. Entonces, ves la película y te sorprendes, pero en el set, ruedas la escena como si nada, pero cuando intervienen el equipo de maquillajes, le pintan los ojos que parecía un mapache. Entonces, mi personaje tenía que estar aterrorizado, pero yo estaba sintiendo que ese momento estaba siendo muy ridículo.
Al tiempo, había otra escena en el que mi personaje recordaba ese trauma en forma de una pesadilla. Se me acercó Paco para recordarme la imagen de la cara pintada de Chelo Vivares, montada sobre un monopatín yendo hacia mí haciendo “yuuuu”. Y claro, acabamos todos entre risas.