Cinco años después de la primera entrega de Meg, y tras su gran éxito, nos llega esta secuela que ha salpicado a las salas de cine de nuestro país. Tras lo narrado en la original, en Megalodón 2. La fosa, tenemos un megalodon en cautividad.
En el descubrimiento de una fosa donde se encuentran dos tiburones prehistóricos más, que no tardarán en escapar, poniendo en peligro a nuestros protagonistas. Solo un héroe como Jonas Taylor (Jason Statham) que ya fue capaz de acabar con uno de estos enormes seres, podrá evitar el desastre.
Más grande, más loco y más divertido
Basada en una novela al igual que la anterior, que forman parte de una saga, sorprende que en tareas de dirección tengamos a Ben Wheatley, director con un perfil más de autor y más fácil de ver en festivales como Sitges, que no a cargo de un blockbuster. Suyos son títulos como High Rise, Kill list o Sightseers (Turistas) -esta última supernegra y divertidísima comedia que haríais bien en ver-.
Con semejante currículum, su elección para ponerse a los mandos de un vehículo al servicio de Statham, huele a que el director quiere cobrar un cheque bien grande o que es una oportunidad para que su próximo proyecto tenga un presupuesto más holgado, e incluso ambas cosas.
Cine de verano sin complejos
El autor de Free fire se maneja bien con la cámara y nos entrega un divertimento veraniego lleno de ritmo donde no paran de pasar cosas. Si bien el montaje llega a ser un poco confuso en determinadas escenas y el segmento con los trajes de submarinismo tiene una foto muy oscura, no te da tiempo de aburrirte durante toda la proyección.
Hasta tres guionistas firman un libreto que a poco que rasque, descubrirás varias lagunas y agujeros, pero hemos venido a divertirnos y son tantas las situaciones disparatadas, que se lo perdonamos.
Cuatro segmentos bien diferenciados componen Megalodon 2, siendo éstos lo que acontece en la sede de Mana one y que sirve de presentación de la trama y sienta las bases, el “paseo” submarino que recuerda a Underwater – protagonizada por Kirsten Stewart – el ataque terrorista que parece una pseudo Jungla de cristal – y que se antoja lo menos entretenido del conjunto por estar muy visto- y el tercio final que supone el colofón final con tanto tiburón y algún invitado extra en un lugar vacacional que recuerda a Piraña de Joe Dante.
Statham VS tiburones gigantes
En lo actoral vemos al protagonista de Transporter haciendo lo suyo – básicamente hace el mismo papel en casi todas sus pelis- y un elenco formado en parte por actores chinos, esto se debe a que estamos ante una coproducción con China donde el género de los tiburones causa furor.
Acompaña a Statham siendo casi más protagonista en algunas escenas Wu Jing, toda una estrella en su país que no sólo es actor sino director y artista marcial de gran éxito.
Sorprende ver en el reparto a Sergio Peris Mencheta, haciendo otra vez de malvado – parece que esté ocupando el hueco de latino malvado que hiciese en toda producción americana Jordi Mollá- en un papel lleno de tópicos.
Di no al 3D
Apuntar que acudí a verla por error en 3D y que podéis ahorraros el dinero de las gafas, pues no ha sido rodada ni concebida en dicho formato, siendo su conversión a 3D bastante pobre. Y también que los FX van de lo excelente a lo correcto, teniendo alguna set piece con un trabajo en dicho campo, bastante elogiable. Al final lo que tenemos es un simple y puro divertimento que no se toma en serio a si mismo.
Una de esas cintas que alquilaríamos en el videoclub por su portada llamativa, a la que no le exigiriamos más que hacernos pasar un buen rato o una de esas sesiones que proyectaban en el cine de verano cuando éramos pequeños y teníamos expectativas cero, resultando una montaña rusa de acción de serie B, vestida de blockbuster.
