¿Ya que “Nunca fuimos tan amigos”, qué excusa más mala has usado para salir corriendo?
Las lentillas. A veces es verdad, pero a veces me molesta el ojo por culpa de las lentillas e irme, «tengo que ponerle el líquido». Me pasa muchas veces cuando la gente con la que quedo empiezan con su monólogo del «yo, yo y yo» y me aburro muchísimo. Me cuesta ser borde e irme por mi propio pie cuando eso me ocurre.
He llegado a quitarme una lentilla durante una entrevista o alguna vez salí sin ellas en una entrevista. O también en el rodaje de «Nunca fuimos tan amigos» y por culpa de mis alergias, tuve que quitarme las lentillas porque me irritaban los ojos. No veía absolutamente nada.
Casi os quedáis sin Marina ese día, pero luego me comí un bocadillo de tortilla de patatas y se me fueron todos los males.
