Cuarta entrega ya, de una saga que empezó en 2014, con una pequeña película de acción, cuyo boca oreja,fue haciendo que se convirtiera en un pequeño éxito, hasta el punto de que estamos en 2023,y tenemos el capítulo cuatro del Baba Yaga.
El actor Keanu Reeves, a sus 55 años, goza de una forma envidiable y hace muchas de sus escenas de acción.
A pesar de que el primer episodio no tuviera estreno en cines en nuestras salas, ni tampoco edición doméstica, si se pudo ver en televisión y actualmente se puede disfrutar junto con la dos y la tres en HBO MAX. Por si hay alguien que aún no ha visto a Keanu Reeves repartir hostias y balazos a todo lo que se mueve.
Esto, junto con las espectaculares coreografías de 87 North productions y la particular forma de rodar de Chad Stahelski, convierten estas películas en un festín para los amantes del cine de mamporros que entra por la vista. Amplios encuadres y una cámara que sigue en todo momento la acción.
Olvidaros de «churros» mal rodados y con mil cortes de montaje para disimular que el actor no es quien lleva a cabo la acción como Venganza 3 con Liam Neeson, por mencionar una.
¿Y qué tenemos en John Wick 4?
Es una continuación directa de la tres, donde un Wick, recuperado de las heridas tras ser disparado por Winston, está decidido a acabar con La Alta mesa aunque para ello, deberá matar al Marqués de Grimond, encarnado por un perverso Bill Skarsgård – quién interpretase al payaso Pennywise en It-.
Para llegar hasta tal enemigo tendrá que hacer frente a miles de peligros y enemigos que le llevarán a Osaka, Berlín o París. Ciudades todas fotografiadas con un gusto exquisito y con unos escenarios que dan mucho juego a las set pieces planteadas.
En John Wick 4, prepárate para viajar
Destacan la que transcurre en el Continental de Osaka, la de la disco de Berlín con una presencia notoria de agua, la que está rodada con un plano cenital, que la asemeja a un videojuego, en la que Wick cuenta con un arma bastante particular y visual o la del arco del triunfo que transcurre en medio del loco tráfico de Francia.
Planteada casi como un beat em up, género que hiciera las delicias en los árcades y que parece que se está recuperando en las nuevas generaciones de consolas, el hombre del saco, deberá derrotar antes de llegar al «final boss», a otros villanos expertos en artes marciales.
Y si en «John Wick Parabellum» pudimos deleitarnos con el buen hacer de Yayan Ruhian y Cecep Arif Rahman, expertos en Pencak Silat – vistos en Redada asesina 1 y 2 que si no habéis visto ya tardáis – y Mark Dacascos. Aquí tenemos a Marko Zaror – artista chileno emergente – Scott Atkins como el irreconocible Killah, oculto entre prótesis para dotarlo de una oronda figura y que está francamente bien, y el enorme Donnie Yen que encarna a un antiguo amigo de Wick cuya ceguera no es obstáculo para dar mucha guerra y que responde al nombre de Cane.
Un elenco a la altura de la aventura
Completan el reparto Hiroyuki Sanada como el gerente del Continental de Osaka, la artista multidisciplinar Rina Sawayama, quien fuese el malvado de Los inmortales, Clancy Brown, Shamier Anderson como un perseguidor de John o la hispano-británica Natalia Tena, vista en Juego de tronos.
En papeles menores volvemos a encontrar a Ian McShane, Lawrence Fishburne o Lance Reddick, fallecido recientemente y que no pudo ver la película estrenada.
Con una duración de dos horas, cuarenta y nueve minutos, John Wick 4 se presenta como el festival de mamporros definitivo que hoy día puede uno ver en gran pantalla.
Mi crítica
Se pasa en un suspiro, amplía el lore y supone un cierre perfecto para esta celebración del cine de acción, que empezó con una pequeña película, para dar paso a convertir a Keanu Reeves, de nuevo, en un icono del cine en la piel del asesino John Wick.