Una pareja que no pasa por un buen momento recibirá, con los brazos abiertos, acoger a una niña que encontraron en medio de la carretera una noche.
La niña ha sido sometida a varias pruebas médicas, no ha sido reclamada por nadie y parece incapaz de hablar. Pero pronto mostrará un extraño comportamiento que parece calmarse, tras dibujar un recuadro alrededor de ella con tiza.
¿De dónde ha salido la niña o que le ocurre? Es algo que Paula y su pareja tendrán que descubrir pronto, si quieren que la pequeña tenga una pronta recuperación.
Debut en el largometraje de Ignacio Tatay con esta Jaula, tras dirigir los cortos Novio y Mano a mano, y que viene apadrinado por Alex de la Iglesia.
Y me atrevería a decir que el director de El día de la bestia ha cogido el relevo de Chicho Ibáñez Serrador en cuanto a figura referente del género de terror nacional.
Aunque don Chicho solo dirigió dos films y tuvo buena culpa de la revolución de la televisión en España, no es menos cierto que aparte de esos dos títulos, su serie Historias para no dormir, fue la semilla de la carrera de muchos directores de nuestro fantástico moderno.
Hasta el punto de que llegó a salir Películas para no dormir, allá por el 2006, con guiones del propio autor de La residencia y dirigidas por Paco Plaza, Jaume Balagueró o incluso el propio Alex de La Iglesia, cerrando el círculo.
Así, el firmante de La comunidad, ha sido responsable de dar la alternativa y poner en pie Musarañas, Errementari e incluso crear el sello The fear collection, del cual pronto veremos Venus.
Pero vayamos con Jaula, cinta que no está dentro de dicha colección. Tal vez más por ser un thriller de suspense con un irresistible punto de partida que un título de terror.
El film es una historia de personajes que casi se podría trasladar al escenario de un teatro. Thriller sobre una familia disfuncional cuyos lazos se van estrechando a medida que vamos desentrañando el misterio.
El grueso de la misma son el matrimonio formado por Elena Anaya y Pablo Molinero acompañados por la niña Eva Tennear -quien diría, debuta en la gran pantalla- y la casa de la sufrida pareja.
Y para mi todo pasa por el trabajo de la protagonista de Habitación en Roma y su dinámica con la joven debutante. Sin ellas dos no habría película. Anaya está perfecta como «madre de acogida» y la niña saca con nota su personaje de Clara con su comportamiento errático y su frágil aspecto.
Pero no creáis que todo acaba aquí. Pues Tatay se mueve con soltura a la hora de manejar la cámara y dotar de atmosfera y misterio todo el relato. Y es que por muy buen trabajo actoral que hubiese, sin una calidad técnica tras las cámaras, el castillo de naipes caería con facilidad.
Aunque cierto flashback a la hora de darnos la resolución rompe el ritmo y luego también parece que hay cierta prisa por acabar, pues hay cosas que debemos suponer y que no vemos en pantalla. Detalles estos que hacen que el conjunto no sea redondo.
Con todo es un buen debut, que espero funcione lo suficientemente bien en taquilla para que el cineasta pueda seguir brindándonos historias de terror y suspense. Seguro tiene mucho que ofrecernos.