Pocos recordarán que la comedia del siglo XVI también era el altavoz de las denuncias sociales. Un espacio en el que el entretenimiento insinuaba las diferencias, al tiempo que las risas denotaban un agradable entretenimiento. «Nit de reis» de la cia Parking Shakespeare es llevada a nuestros días con maestría.
Esta es una obra en el que superficialmente hay entretenimiento, pero se sustenta en una perspicaz denuncia social. La construcción de género o el empoderamiento de los Drag Kings son algunos de los temas que aparecen.
No alces las manos a la cabeza todavía. La versión escrita de Marta Aran proviene de la traducción de Joan Sallent y han calcado el clásico. Ni Shakespeare ha sido hundido en la adaptación ni tampoco se reproduce igual.
Hablemos de la versión. Manteniendo las tramas y sus líos amorosos, la versión es fiel a la comedia original, pero la eleva con una adaptación de las bromas y guiños al público menos estricto. Eso permite traer una comedia fácil para los nuevos públicos y eso engrandece la obra. Es accesible, fiel a la original y con un equilibrio justo de drama y comedia.
Sobre la actuación. El reparto se deja la piel, o la pierna – pregunten a Joana Sureda- pero sin lugar a duda, la dirección ha sabido encajar los fuertes de cada actor y actriz de reparto. Los que sabían a drama hoy han salido por la puerta grande y los cómicos, han brillado más que nunca.
Es una obra muy picada, con muchos cambios de escena y juegan una perspectiva 360 que hacen que ningún espectador pierda la voz ni acting en ningún momento.
Mi reflexión
Me ha parecido muy enriquecedor como de la comedia más simple se lancen lecciones de comprensión, de integridad y de amor. Soy de los que valora antes una comedia bien hecha que un drama, ambos son textos complejos, pero es más difícil saber hacer reír que hacer llorar. ¿La vida está llena de drama, verdad?
Creo que el amor se ha respirado esta tarde, no por la que sucede entre los personajes, sino que va más allá. Parking Shakespeare es el amor al teatro, amor y responsabilidad y espero que, como se dice en las bodas, «hasta que la muerte los separe«.