¿Quién tiene más interés que ese paquete de propuestas salgan adelante, la sociedad o los gobiernos?
Tal como yo lo veo, parece que los ODS están ahora mismo de moda. La propuesta surge de la ONU y ha sido refrendada por la mayoría de los países (incluido el nuestro), así que estamos todos en el barco.
Sin embargo, más allá de campañas publicitarias que en ocasiones no son demasiado acertadas y parece que sirvan para “cubrir el expediente”, creo que somos las personas quienes hacemos que la cosa funcione porque hay tantas evidencias de que estamos hipotecando el futuro de nuestro mundo que al final actuamos por pura responsabilidad y sentido común.
También es cierto que la capacidad y los mecanismos con los que cuenta un gobierno para afrontar todo esto pueden parecer más potentes que los del señor que comienza a reciclar en su casa, pero este señor transmitirá la necesidad a sus hijos e hijas, ellos a sus nietos… formando una cadena que va más allá de las campañas publicitarias y el papel mojado. El poder de las personas va por delante.
¿Qué países piensas que van a cumplir esos objetivos y quiénes das ya por perdidos?
Yo creo que en la lucha por cumplir con los ODS hay tres posturas: los países que miran de perfil, los que se implican en mayor o menor medida y los que se empeñan a fondo porque muchas de las problemáticas les afectan directamente.
En este sentido, la brecha económica entre regiones (e incluso dentro de las mismas) es un factor muy determinante, pero tampoco es la más decisiva. En el libro hablamos de “La gran barrera africana”, una iniciativa protagonizada por países pobres en su mayoría que está poniendo freno a la desertificación en los aledaños del Sahara con resultados muy potentes. Y el éxito de esta propuesta no tiene que ver con recursos económicos, sino con concienciación e inversión en educación.
¿Los ciudadanos, como tú y yo, podemos hacer algo para echar una mano al entorno?
Podemos hacer muchísimo. No todos somos políticos, climatólogos, biólogos, economistas o físicos nucleares. Pero tanto tú como yo somos consumidores. Y la implicación en un comercio justo, basado en la sostenibilidad y la justicia social, donde te preocupes por cómo se consiguen las cosas y se fabrican los productos, cuáles son sus impactos en el medio y en la vida de las personas que los elaboran, empieza cuando organizamos la lista de la compra.
Las viñetas son un recurso educativo muy potente que uso constantemente en el aula
¿Por qué se publica este libro con ilustraciones, cómo fue el trabajo de ilustrarlo?
El libro es un cómic. Las viñetas son un recurso educativo muy potente que uso constantemente en el aula. Por medio de ellas puedes explicar procesos complejos de forma muy sencilla y divertida. Y respecto a esto, no pasa nada por divertirte mientras aprendes. De hecho, así es cómo se lo pasa bien tu cerebro.
