Esto no tiene sentido. ¡Esto no tiene ningún sentido!
Primero, me he vuelto a subir en el coche de Mora. Segundo, he estado escuchándole hablar de sus prácticas, como si llevase un cartel pegado a la frente que pusiera “cuéntame tus penas, gratis”. Tercero, pongo mi música, que resulta que a él también le gusta. Y encima le doy buenos consejos para afrontar la situación que está viviendo. ¿Qué coño me pasa? ¡Esto no puede ser!
Él, que me jodió una parte de mi adolescencia; que me hizo abandonar un deporte que, dentro de lo que cabe, me gustaba; que tuve muchos complejos conmigo mismo por su puta culpa; … ¿Cómo cojones me permito estar cerca de él sin darle una paliza, o invocar demonios para que se lo lleven al lugar de donde procede? ¡¿Y cómo cojones me llego a plantear que haya llegado a cambiar, o sea buena persona?! ¡La gente no cambia!
Y, encima, yo recordándome que tendré que compartir mundo laboral con él, y Mora sin recordar por qué me he metido en la carrera.