Me despedí pronto. Quería pasar por un sitio antes de ir a casa.
-Bienvenido a Clandestine, ¿en qué le puedo ayudar?
-Hola, me gustaría hablar con el señor Armand. Dígale que es Gonzalo, un amigo de su hija.
La secretaria me miró un poco extrañada. Seguramente pensando, que hace un joven como yo exigiendo hablar con el director.
-Un momento por favor. -se alejó por el pasillo en dirección del despacho de Armand.
Mientras tanto, me tomé un momento para analizar la oficina. Clandestine era la nueva revista de moda que estaba tomando una gran tendencia, situándose al mismo nivel que Glamour o Vogue. Era un proyecto nuevo que decidió emprender el padre de Gisele, tras trabajar varios años como directivo de Vanity Fair. Pensó que todo lo que él sabía acerca del mundo de la moda y el lujo, lo podría aprovechar y utilizar en su beneficio, creando así su propia marca. Había comprado una oficina en Nuevos Ministerios, aunque es pequeña, tiene gran impacto en la creciente sociedad.
Todo el establecimiento tenía un aire refinado y masculino. Tonos grises y azul ceniza, en perfecta armonía con un mural de miles de revistas de moda. Un sofá verde musgo y un par de taburetes del mismo color me recordaban a una sala de estar sacada de una revista de decoración. Y el olor. Olía a él. Por momentos, sentía que exploraba las dunas, y al otro, me encontraba en un bosque, rodeado de árboles y plantas.
-Puede pasar.
-Gracias.
