El género de acción normalmente se ha caracterizado por la soledad del héroe/heroína. En casi todas las películas encuadradas en esta temática que se nos vienen a la cabeza, su premisa inicial aborda la lucha constante del personaje principal por salvar el mundo; situación que le lleva a una carrera de obstáculos de la que sale bien parado de manera casi fortuita; así recordamos a John McClane, sudando en camiseta de tirantes en el Nakatomi Plaza, o a un amnésico carente de pasado llamado Jason Bourne. La epicidad del protagonista reside en eso mismo, en salvar su pellejo de una manera heroica y (casi) solitaria.
Ante ese supuesto casi obligado, Agentes 355 (Simon Kinberg, 2022) abandona la soledad del protagonista y aboga por la unión de fuerzas, el lema del pueblo unido jamás será vencido. Con el motivo de recuperar una poderosa arma que puede acabar con la civilización (algo nunca visto en el cine) un grupo de agentes especiales de distintos países deciden trabajar juntas para así poder hacer frente mejor a su enemigo común. Simon Kinberg, director de la última entrega de la saga X Men, reúne en la pantalla a Mace Brown (Jessica Chastain), agente de la CIA; Marie (Diane Kruger), agente del BND alemán; Khadijah (Lupita Nyong`o), experta en seguridad informática y ex aliada del MI6, y Graciela (Penélope Cruz), psicóloga colombiana ajena a ese mundo.
Con esa alineación de estrellas galácticas, lideradas por una estelar Jessica Chastain, la película navega sin rumbo por los clichés del género. Y alterna escenas de acción adrenalinicas con conversaciones privadas de las heroínas para descubrir sus conflictos internos del pasado.
La cámara de Kinberg se mueve siempre más de lo debido, girando en exceso, con precipitación y nervio; enlanzando escenas climáticas una tras otra por todos los rincones del planeta Tierra (Paris, Shanghái, Marrakech, Londres…) convirtiendo la película en una especie de agentes especiales por el mundo. El carisma y el talento innegable de las cuatro protagonistas es lo que salva a Kinberg, la película es un mero lucimiento de ellas, cuatro actrices superlativas que mantienen la tensión de una película construida a base de balas de fogueo.
La cinta que bebe de otras películas del género reproduciendo las mismas fórmulas y mecanismos, al menos, saca a la luz el nombre de Mary Edwards Walker, la primera espía de la revolución americana. La verdadera agente 355 de la que la película toma su nombre.
Pistolas, bofetadas, viajes, mucha munición y construcciones formales aceleradas hacen de Agentes 355, una entrega más del genero de acción, película hermanada con otras películas como Salt (Phillip Noyce,2010) o Ava (Tate Taylor,2020). Los mercenarios en versión femenina pero aquí, al menos, con mucho más talento interpretativo sobre la pantalla.