Llega el Black Friday, llegan las compras masivas en Internet, llega el esplendor del comercio electrónico. Encaramos el final de noviembre con el foco puesto sobre las ofertas más atractivas, buscamos el chollo de manera inmediata y desatendemos las pautas más elementales que todo navegante debe asumir en materia de seguridad antes de hacer clic. Sin duda, estamos ante un escenario especialmente proclive a la ciberestafa, donde el robo de datos y dinero se intensifica a base de complejas estrategias.
Si revisamos las cifras que se registraron el pasado año a esta altura del calendario, no se plantea una mejoría en el horizonte. Atendiendo al estudio de consumo que presenta anualmente Packlink, durante el Black Friday de 2020 creció la tentativa de fraude vía phishing más de un 400%. Se trata de un contexto en el que además hay que incluir la amplia vulnerabilidad de determinadas plataformas y lo poco que atendemos al riesgo existente.
Los 128 bits
Los expertos en la materia tienen claro que la mayoría de este tipo de robos pueden evitarse revisando de manera más concienzuda los estándares de seguridad que ofrece cada portal de compras. De hecho, una de las medidas esenciales que podemos tomar como usuario es comprobar que la web en cuestión está provista del denominado certificado SSL. Se trata de la tecnología más avanzada que existe a la hora de proteger transacciones de dinero. Su uso es muy frecuente en entidades bancarias y en plataformas de juego como la ruleta online, y es que proporciona un férreo cifrado de los datos para evitar que terceras personas puedan acceder a ellos. En concreto, este protocolo se encarga de cifrar la información sensible que enviamos al servidor, y lo hace por medio de un algoritmo que genera una clave de 128 bits de extensión. Sin duda, un hueso duro de roer para cualquier hacker.
El nuevo uso del SMS
La autenticación en dos pasos es otro de los recursos que están de nuestro lado. Este sistema consiste básicamente en añadir un filtro más cada vez que vayamos a efectuar un pago online. Es decir, además de aportar un nombre de usuario y una contraseña, deberemos añadir de igual modo un código de verificación que el banco nos hará llegar a nuestro teléfono personal a través de un mensaje de texto. Para activar esta opción tan sólo es necesario configurarla de forma telemática en la página web de nuestra entidad bancaria. Una vez hecho esto, nadie podrá comprar en nuestro nombre sin tener acceso a nuestro dispositivo móvil.
Un gestor a medida
El tercer método recomendado para esquivar la zarpa de los piratas informáticos está también relacionado con las contraseñas. En este caso, la advertencia no admite titubeos: lo mejor es no usar la misma clave para todo. Cuando alguien consigue hacerse con la contraseña que empleamos en el servicio de correo electrónico o en plataformas como Netflix, una de las cosas que puede hacer es aprovecharla para probar suerte con el acceso a nuestra cuenta bancaria. Este nivel de exposición es evitable gracias al uso de los conocidos gestores de contraseñas. Su trabajo pasa por almacenar un gran número de claves diferentes a las que es posible llegar por medio de otra secuencia de caracteres privada. En definitiva, tres formas de mantenerse a salvo que, combinadas con la prudencia de no conectarse a redes wifi públicas y de no abrir archivos adjuntos de procedencia desconocida, harán del Black Friday una fecha menos peligrosa.