¿Qué te motivó dedicar una novela al conflicto de Argelia?
Pues la pasión que sentía por este episodio histórico. Es decir, la ocupación y la colaboración en Francia durante la Segunda Guerra Mundial y también después el Holocausto y la shoah.
La manera como actuó la policía francesa para ayudar a los nazis a deportar a más judíos.
Lo que intento contar es la forma en el que los nazis intentaron realmente romper el núcleo humano de cada persona, es decir, deshumanizar. Eso es algo que siempre que me ha interesado, impactado y afectado mucho y sé que hay grandes libros que han tratado el tema, pero son temas que para mí siguen abiertos.
Además, la guerra de Argelia, en fin, por temas personales. Tengo dos tíos que fueron llamados a filas como soldados. Ambos volvieron con puntos de vista muy diferentes. Uno muy colonialista, militarista y el otro, nos contaba que él lo vivía como un campo de vacaciones un tanto movido. Pero el tema de la tortura hacía los argelinos no le supuso un problema. Se fue a la guerra imbécil y regresó más imbécil.
Lo que llamamos la sociedad post-colonialista sigue presente en nuestros días, porque la sociedad francesa sigue siendo una sociedad globalmente racista por el odio que ciertas personas que sienten hacía otros tonos de piel y la discriminación muy marcada en una sociedad que no consigue liberarse.
¿Qué puede aportar la ficción a este contexto?
La ficción plantea más preguntas qué dar respuestas. Permite poner en perspectiva los problemas, la guerra, el tema de la guerra y la guerra sin más. Es decir, cómo los hombres actúan y reaccionan, todas estas cosas las he intentado tratar, cómo los seres humanos han podido soportar ciertos sufrimientos, sobrevivir y enfrentarse.
Creo que la ficción sirve para replantear el contexto mediante personajes imaginarios, situaciones inventadas con raíces reales. No creo que la ficción sea capaz de dar respuestas o ilustrar incluso, aunque son ilustraciones inciertas.
¿Qué proceso has usado para escribir?
Podemos hablar de la documentación y efectivamente me documenté primero sobre la guerra de Argelia con documentación muy precisa: sobre cómo vivían los militares, el armamento, las operaciones militares… Fui a internet a buscar muchos testimonios de antiguos combatientes. También películas documentales de Vernier en el que se preguntaban precisamente a soldados que hubieran vivido alguna experiencia traumática.
Por tanto, en ese sentido, busqué los testimonios de muchas personas para evitar decir tonterías ni mentir, para no tener que imaginar cosas que fueran imaginativas.
Después, sobre las deportaciones de judíos yo ya había leído mucho, sobre todo relatos acerca de la exterminación de judíos en Europa y otros testimonios que informaban de cómo la policía se había comportado ante esta situación.
¿Y cómo lo haces o qué métodos usas para que el lector quede interesado para terminar el libro y lo devore, como en mi caso?
No lo sé, sencillamente, no tengo una receta ni fórmula mágica. Además es que yo no hago ningún plan, es decir, tengo como varios capítulos en mente en notas escritas en un cuaderno, pero voy inventando a medida que tengo que unirlos. Dejo la libertad a la arborescencia del relato para que se pueda desarrollar libremente.
Primero, intento que lo que escribo me interese a mí. Ese es el punto de partida, intento avanzar en un camino que no esté muy marcado, sino tener la libertad o inventar una situación y ver hasta dónde puedo estirar este hilo. No hay método, simplemente funciono de esta manera, intento complacerme a mí mismo llevando mis personajes un poco al límite, inventándoles nuevas dificultades y sin perder de vista la idea que tengo que es hablar del Holocausto, del sufrimiento de las personas y la ocupación.
¿Cómo cree que el lector joven puede comprender el conflicto bélico y como puede afectar la inmigración argelina francesa?
Aiiis… vaya, aquí la verdad no tengo ni idea. Primero no sé si muchos jóvenes se ha planteado este tema en Francia. Lo que si sé, es que en mi etapa de profesor y alguno de mis estudiantes procedentes de la inmigración, en ese momento afinaban el oído, prestaban mucha atención cuando se habla de su país de origen o se habla de la manera como su país había sido afectado, es decir, en este sentido sí hay una ultra sensibilidad.
Ahora bien, yo no sé si la novela la leyera un joven originario de estos países, no sé como reaccionará y menos cuando la he escrito desde el punto de vista de los franceses y no de los argelinos.
Creo, incluso, y espero no decir una tontería, que el relato sobre el conflicto argelino escrito por un autor de origen argelino sigue sin haberse escrito.
Después de la Guerra (2021): Burdeos, años cincuenta. Una ciudad repleta de heridas tras la Segunda Guerra Mundial por la que se pasea la inquietante silueta del comisario Darlac, un policía sin escrúpulos que colaboró con el régimen nazi. Al mismo tiempo, lejos pero peligrosamente cerca, empieza a nacer un nuevo conflicto: los jóvenes son llamados a filas en Argelia.
Daniel sabe que ese es su destino. Perdió a sus padres en los campos de exterminio y es aprendiz de mecánico. Un día, un desconocido llega al garaje en el que trabaja para reparar su moto. No es casualidad. Su presencia desatará una oleada de violencia en toda la ciudad mientras otros crímenes se suceden en Argelia. La guerra nunca termina.