Michael Myers está vivo y sigue sembrando el terror en Haddonfield mientras el pueblo quiere darle caza y Laurie Strode se prepara para la batalla final.
Secuela directa de Halloween (2018) donde no han querido repetirse dando más protagonismo a otros personajes de la saga y abriendo nuevas temáticas tocando la prensa sensacionalista y el miedo de las masas.
Aunque bastante interesante encuentro que es menos satisfactoria que la anterior y salvo el potente arranque con los bomberos le faltan algunas escenas más icónicas.
La trama sucede inmediatamente a continuación de la anterior y debido a la localización -un hospital- se especulaba que iba a ser un remake encubierto de Halloween 2 titulada en España Sanguinario pero más allá de esta coincidencia guarda menos parecido de lo esperado.
He de decir que al salir de la proyección del film salí un poco enfadado al ver que el personaje de Jaime Lee Curtis quedaba relegado a un rol secundario, pero una vez reposado el visionado, entiendo que este es un film “puente” entre lo que ocurrió en la primera y lo que sucederá en Halloween ends que será el cierre de la trilogía.
Así que con Laurie en el hospital y el asesino de la máscara blanca sembrando el caos por las calles ¿a quien tenemos de protagonista?
Pues los guionistas -el propio director David Gordon Green y el actor Danny McBride- han decidido que este recaiga sobre el pequeño Tommy Doyle -el niño al que cuidaba la joven Strode en el film de Carpenter- que ya crecidito y tras lo acontecido anteriormente decide tomarse la justicia por su mano y salir a la caza del enmascarado.
Esto conlleva tales repercusiones que en un giro inesperado, a este slasher se le pueden sacar lecturas políticas y sociales e incluso críticas a la sociedad y a como puede influirnos el poder de las masas.
Incluso propiciando algunas imágenes que evocan a los lugareños de Frankenstein con sus antorchas queriendo pegarle fuego al monstruo, hasta llegar a un punto en que se humaniza al monstruo y se desnaturaliza al pueblo siendo estos a su vez monstruos también y haciendo que la línea que separa al asesino y la población sea mucho más fina.
¿Y quien da vida al vengativo niño cuarentena años después? Pues Anthony Michael Hall quien en los 80 viviese su más altas cotas de popularidad de la mano de John Hughes al protagonizar títulos como El club de los cinco, 16 velas o La mujer explosiva.
Y la verdad que su Doyle carga con el peso de la trama dándole vida de forma que al menos a mi no me cayó muy bien. Es un personaje antipático, cegado por la venganza pero tan sinsentido, que sus actos derivan en consecuencias mucho peores que sus a priori buenas intenciones, pero hay que atreverse y ponerse en la piel del chico -ahora señor- y no morir en el intento y en ese sentido Hall lo hace muy bien. Para la ocasión también han rescatado a la niña que también sufrió el ataque de Myers, la enfermera e incluso otro chico en lo que casi responde a un guiño al fiel seguidor de la saga que a otra cosa y no faltarán otras apariciones en el mismo sentido aunque más anecdóticas e incluso alguna referencia a Halloween 3 -la única de la saga donde no aparece Myers-.
Al final lo que tenemos es un slasher diferente que se aleja de ir a lo seguro sin olvidar el Body Count que la verdad es bastante elevado y tiene un par de muertes bastante creativas, flashbacks para dar empaque a los posibles agujeros de guión y un final inconcluso -esto no es spoiler- pues se sabe que hay una tercera entrega.
Veremos cómo acaba la cosa en la ya anunciada Halloween ends y si es un cierre por todo lo alto.