En un momento en el que los blockbusters tienen cada vez menos personalidad y
parecen copiados unos de otro sin importar mucho el origen del mismo, es de
agradecer que Walt Disney haya apostado por un producto original 100% de esos
que a ellos les encanta realizar porque pueden así decidir qué hacer con la totalidad
absoluta de su producto. Una empresa que no siempre resulta ser tan exitosa como
cabía esperar Tomorrowland: El mundo del mañana (Brad Bird, 2015), pero que
cuando funciona, lo hace con la rotundidad propia de la fábrica de los sueños:
Piratas del Caribe: La maldición de la Perla negra (Gore Verbinski, 2003).
Afortunadamente la decisión de volver a basar un film original en una atracción del
parque de atracciones más famoso del mundo entero, en ésta ocasión ha dado
propios resultados mucho más en consonancia con la exitosa película de piratas de
Verbinski que con el descafeinado film del ganador del Oscar Brad Bird.
Jungle Cruise está inspirada libremente en la popular atracción de Disneylandia en
la que un destartalado barco atraviesa el río Amazonas procurando un vibrante y
excitante crucero a través de los peligros típicos de un lugar tan exótico como éste.
El film que supone el noveno título dirigido por el prolífico catalán en tierras
hollywoodienses Jaume Collet- Serra, es probablemente la mejor muestra de su
buen hacer como director y sobre todo como correctísimo capitán de un blockbuster
sorprendentemente notable y de factura exquisita. La cinta adapta tal cual el
concepto propio de la atracción y pone como capitán al frente del cochambroso
crucero a una de las personas más simpáticas del nuevo Hollywood Dwayne
Johnson y como pasajera estrella que contrata sus servicios en pro de llevar a cabo
una mágica y peligrosa misión a la todoterreno Emily Blunt y es ahí donde el film del
catalán ya se marca su mejor baza, la de recuperar el concepto clásico de peli de
aventuras por antonomasia La reina de África (John Huston, 1951) o la
extraordinaria Tras el corazón verde (Robert Zemeckis, 1984) al juntar a dos frentes
opuestos y perfectamente atrayentes entre sí para vivir la aventura más loca de sus
vidas y de paso ¿por qué no? enamorarse y enamorarnos a nosotros con su
química.
Una de las muchos y más evidentes aciertos de Jungle Cruise residen en que en
todo momento el entorno y contexto de la aventura que los protagonistas están
viviendo es palpable y que pese a sus sensacionales efectos especiales te crees
que lo que estás viendo está pasando dejando muy de lejos aquel acabado cartón
piedra en la línea de la baratisima dirección artística de los habituales live actions que la factoría del ratón Mickey realiza como churros y cada vez con menos presencia. Los escenarios de esta fantástica producción son coloristas y vivos y del mismo modo que ocurría con los extraordinarios efectos especiales de La vida de Pi
(Ang Lee, 2012) no te puedes creer que el jaguar que aparece en pantalla e
interactúa con Dwayne Johnson, no sea un animal de verdad.
Jungle Cruise recupera lo mejor de las clásicas películas de aventuras de ayer y lo
fusiona con los adelantos técnicos de lo mejorcito del cine de hoy para crear un
híbrido entre peli de aventuras y fantasía que tiene el potencial más que necesario
para ser el perfecto relevo generacional de la ya desgastada saga de Piratas del
Caribe. El film presenta un refrescante y divertidísimo entretenimiento veraniego que
funciona gracias a un guión que siempre está en lo más alto de sus pretensiones y
que en ningún momento decae. Es cierto que hacia la mitad la película presenta
algún que otro pequeñito problema de ritmo que se origina por lo atropellado del
metraje al quizás querer abarcar muchos contenidos narrativos, pero aún así ni su
narrativa ni factura se resienten lo más mínimo.
Es más que probable que estemos ante el mejor encargo y mejor película a manos
de Jaume Collet-Serra, pero sobre todo estamos ante uno de los mejores
blockbusters vistos en años protagonizado además por una pareja
sensacionalmente icónica que funciona con una chispa y química únicas y que te
dejan literalmente con ganas de más, algo que creo, es lo mejor que se puede decir
siempre de una película como ésta tan predestinada a convertirse en incipiente
franquicia.
El último film de Walt Disney pictures destinado a entretener nuestro verano cumple
al 100 por cien su cometido y además da buena muestra de cómo poco a poco
empezamos a poder ver personajes protagonistas y coprotagonistas que presentan
la diversidad propia de los tiempos que corren y que al fin servirán de reflejo de gran
parte de nuestra sociedad. Jungle Cruise promete ser el mejor y más refrescante
entretenimiento de este caluroso verano y seguro lo será.
En un momento en el que los blockbusters tienen cada vez menos personalidad y
parecen copiados unos de otro sin importar mucho el origen del mismo, es de
agradecer que Walt Disney haya apostado por un producto original 100% de esos
que a ellos les encanta realizar porque pueden así decidir qué hacer con la totalidad
absoluta de su producto. Una empresa que no siempre resulta ser tan exitosa como
cabía esperar Tomorrowland: El mundo del mañana (Brad Bird, 2015), pero que
cuando funciona, lo hace con la rotundidad propia de la fábrica de los sueños:
Piratas del Caribe: La maldición de la Perla negra (Gore Verbinski, 2003).
Afortunadamente la decisión de volver a basar un film original en una atracción del
parque de atracciones más famoso del mundo entero, en ésta ocasión ha dado
propios resultados mucho más en consonancia con la exitosa película de piratas de
Verbinski que con el descafeinado film del ganador del Oscar Brad Bird.
Jungle Cruise está inspirada libremente en la popular atracción de Disneylandia en
la que un destartalado barco atraviesa el río Amazonas procurando un vibrante y
excitante crucero a través de los peligros típicos de un lugar tan exótico como éste.
El film que supone el noveno título dirigido por el prolífico catalán en tierras
hollywoodienses Jaume Collet- Serra, es probablemente la mejor muestra de su
buen hacer como director y sobre todo como correctísimo capitán de un blockbuster
sorprendentemente notable y de factura exquisita. La cinta adapta tal cual el
concepto propio de la atracción y pone como capitán al frente del cochambroso
crucero a una de las personas más simpáticas del nuevo Hollywood Dwayne
Johnson y como pasajera estrella que contrata sus servicios en pro de llevar a cabo
una mágica y peligrosa misión a la todoterreno Emily Blunt y es ahí donde el film del
catalán ya se marca su mejor baza, la de recuperar el concepto clásico de peli de
aventuras por antonomasia La reina de África (John Huston, 1951) o la
extraordinaria Tras el corazón verde (Robert Zemeckis, 1984) al juntar a dos frentes
opuestos y perfectamente atrayentes entre sí para vivir la aventura más loca de sus
vidas y de paso ¿por qué no? enamorarse y enamorarnos a nosotros con su
química.
Una de las muchos y más evidentes aciertos de Jungle Cruise residen en que en
todo momento el entorno y contexto de la aventura que los protagonistas están
viviendo es palpable y que pese a sus sensacionales efectos especiales te crees
que lo que estás viendo está pasando dejando muy de lejos aquel acabado cartón
piedra en la línea de la baratisima dirección artística de los habituales live actions que la factoría del ratón Mickey realiza como churros y cada vez con menos presencia.
Los escenarios de esta fantástica producción son coloristas y vivos y del mismo modo que ocurría con los extraordinarios efectos especiales de La vida de Pi (Ang Lee, 2012) no te puedes creer que el jaguar que aparece en pantalla e interactúa con Dwayne Johnson, no sea un animal de verdad.
Jungle Cruise recupera lo mejor de las clásicas películas de aventuras de ayer y lo
fusiona con los adelantos técnicos de lo mejorcito del cine de hoy para crear un
híbrido entre peli de aventuras y fantasía que tiene el potencial más que necesario
para ser el perfecto relevo generacional de la ya desgastada saga de Piratas del
Caribe. El film presenta un refrescante y divertidísimo entretenimiento veraniego que
funciona gracias a un guión que siempre está en lo más alto de sus pretensiones y
que en ningún momento decae. Es cierto que hacia la mitad la película presenta
algún que otro pequeñito problema de ritmo que se origina por lo atropellado del
metraje al quizás querer abarcar muchos contenidos narrativos, pero aún así ni su
narrativa ni factura se resienten lo más mínimo.
Es más que probable que estemos ante el mejor encargo y mejor película a manos
de Jaume Collet-Serra, pero sobre todo estamos ante uno de los mejores
blockbusters vistos en años protagonizado además por una pareja
sensacionalmente icónica que funciona con una chispa y química únicas y que te
dejan literalmente con ganas de más, algo que creo, es lo mejor que se puede decir
siempre de una película como ésta tan predestinada a convertirse en incipiente
franquicia.
El último film de Walt Disney pictures destinado a entretener nuestro verano cumple
al 100 por cien su cometido y además da buena muestra de cómo poco a poco
empezamos a poder ver personajes protagonistas y coprotagonistas que presentan
la diversidad propia de los tiempos que corren y que al fin servirán de reflejo de gran
parte de nuestra sociedad. Jungle Cruise promete ser el mejor y más refrescante
entretenimiento de este caluroso verano y seguro lo será.