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‘Sueños de una escritora en Nueva York’: Ser JD Salinger tiene su precio

El título original es el mismo que el de la novela de Joanna Rakoff en que se basa, ‘Mi año con Salinger’, la historia de una joven cuando trabajó en la agencia literaria que llevaba los derechos del autor de ‘El guardián entre el centeno’. Un relato vitalista, ilusionado, de una aspirante a escritora que se dedicó a responder rutinariamente (o no) a la numerosa correspondencia que le llegaba al escritor, tan interesado en su ‘fans’ como en el resto del mundo.

El argumento gira en torno a al personaje de Margarett Qualley, en sus principios, sus metas y el anhelo de la conversión de sus sueños, sus metas laborales. Su personalidad la retrata a la perfección con una personalidad muy bien trabajada, como siempre, por parte de la actriz, que, dicho también, no suele decepcionar. La figura de Salinger podría armarse como un elemento narrativo que empuja la historia pero sin mostrarse fisicamente, lo que en el lenguaje cinematográfico está bautizado como “McGuffin”.

Aunque la figura de JD Salinger este armada para actuar en los márgenes y lubricar la historia, a la trama no le hace falta la presencialidad del autor. El director de la maravillosa ‘Profesor Lazhar’ le da las protagonistas suficiente caracter y carisma para “enganchar” al espectador. A veces, solo hace falta que las interpretaciones esten trabajadas desde todos los ámbitos para que la película no solo funcione, sino para llevártela para siempre. Así se esculpen los grandes actores internacionales.

Sin duda, ‘Sueños de una escritora de Nueva York” se apoya directamente en sus dos pesos pesados. Sigurney Weaver y Margarett Qualley, y el mimetismo con sus personajes, te pasearan por un mundo de contradicciones, de tensiones, bañado de romanticismo literario, que el espectador dificilmente va a lamentar. Se llevará una grata experiencia. Garantizado.

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