Su nombre completo es Sonia Lerones Losilla, la autora y escritora nació en en la capital, Madrid, en 1992. Está graduada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Tiene también estudios superiores de Producción Audiovisual.
En 2009 abre su primer blog, Leyends Of Puppets, un blog de relatos cortos que la autora define como “un baúl contenedor de pequeñas historias, pensamientos o sentimientos que necesitaba plasmar. Es bastante biográfico, aunque no lo parezca para nada.”
Años después abre otro La Eminente Thropp “Esta vez para reseñar libros y hablar sobre películas (mis dos pasiones). Aunque hay un poco de todo: series, presentaciones de libros, Tags…”
Actualmente, aparte de ejercer su prolífica carrera de escritora, tiene también una profesión remunerada como librera (así está el mercado, amigas).
Sonia Lerones nos ha regalado unas palabras con motivo de su último libro publicado “Euforia”
Recordamos las RRSS de la autora, su twitter e instagram, para que no te pierdas las ultimas actualizaciones de su trabajo. Y te queremos facilitar también el camino para comprar sus obras anteriores. Dadle amor porque ella es todo amor.
¿Recuerdas cómo nació ‘Euforia’?
Sí. Fue en 2019. Era una época en la que no tenía mucho tiempo y justo en uno de los trayectos en tren al trabajo surgió la chispa. Alguien caía al mar desde un acantilado. Alguien joven. Y fue como una imagen tan poderosa que me puse a describirla en el momento en los borradores del móvil.
Así fue como comenzó y casi así también se escribió la mitad de la novela. En mis trayectos en tren.
¿Desde cuándo llevas trabajando en el libro?
Suelo tardar aproximadamente un año en escribir una novela, y con esta no fue diferente. En este caso estaba con otro proyecto que tuve que abandonar porque este vino pisando fuerte y acaparó toda mi atención. Sin embargo, una novela no es solo el tiempo que pasas escribiendo, sino el que pasas documentándote, aprendiendo, creando a los personajes, pensando en las diferentes tramas… Así que es algo que está muy vivo para ti durante muchos meses.
¿Los problemas de los protagonistas los ves como un espejo de los problemas de los jóvenes actuales? ¿Hasta qué punto crees que se sentirán identificados?
En cuanto a la primera pregunta, sí, por supuesto. Hablo de salud mental, de amistad, de las expectativas de una generación, de la comunidad queer, de la familia. Creo que son temas universales y de actualidad. No dejan de ser jóvenes con diferentes circunstancias que están intentando sobrevivir en un mundo que les exige mucho.
En cuanto a la segunda pregunta, creo que todos podemos vernos reflejados en un personaje u otro. Si no por sus problemas en concreto, por la situación que hemos vivido. Jun vuelve de Seúl para reencontrarse con sus amigos de la adolescencia porque los echa en falta, y nosotros hemos tenido que estar separados de nuestros amigos y seres queridos por la pandemia. Creo que todos nos podemos poner en los zapatos de Jun y de esa nostalgia tan grande que siente.
¿Cómo ha sido el proceso de escritura?
Bueno, yo soy escritora de brújula, que para quien no esté familiarizado con el concepto significa que no planeo la novela, no hago esquemas ni lo tengo todo pensado a la hora de ponerme a escribir, sino que sé ciertos puntos y los personajes son quienes van descubriendo la acción. Mi proceso es algo caótico porque a veces escribo escenas sueltas que luego empalmo al resto de la novela y uso mucho la reescritura. Voy hacia atrás de forma continua para convencerme de que todo tiene sentido y está bien explicado.
Sin embargo, al finalizar esta novela me quemé. Me exigí un nivel de productividad tan alto que acabó por hacerme daño. Esto fue a finales de 2019. Y fue cuando decidí que no publicaría nada durante un año para darme tiempo a reconciliarme conmigo misma. Sin embargo, ese año ha coincidido con la pandemia, lo que hizo mucho más complicado que retomara una relación sana con la escritura, aunque parece que todo ha vuelto a su lugar.
¿El confinamiento te ha ayudado con el desarrollo o te lo ha lastrado?
El confinamiento me machacó de forma irremediable y mató mi creatividad. No pude ni leer ni escribir. Sin embargo, sí que me ayudó a entenderme a mí como persona, y en eso tiene mucho que ver que me aficionara a hacer yoga durante todos los días del confinamiento. No fallé ni uno. Aunque una vez pude retomar mi rutina laboral, lo dejé. También me aficioné a los K-dramas de Netflix.
¿Por qué Corea del sur?
¿Por qué no? (risas) lo cierto es que yo también me he sumado a la ola que hay ahora debido al boom del K-pop. Soy seguidora de uno de los grupos más conocidos de K-pop, BTS, desde finales del 2017. Gracias a ellos me abrí a una nueva cultura y me interesó conocer más sobre el país. Aunque es cierto que con esta novela no quería explorar el fenómeno musical, sino que me centro más en la vida de unos chicos entrañables, focalizándome en los cambios sociales y hablando sobre salud mental.
También debo decir que Asia me llama desde siempre, y que no es ninguna sorpresa que una de mis primeras novelas publicadas, La posada Shima, suceda en Japón.
Tus dos primero protagonistas fueron hombres, después, en tus dos posteriores libros cuentas con dos protagonistas mujeres. Ahora los 4 protagonistas de ‘Euforia’ son hombres, ¿responde esto a alguna pulsión que tiene que ver con el debate que hay sobre la masculinidad estos últimos años?
¡Por supuesto! Es más, todos los protagonistas masculinos que nombras, tanto de mi primera novela, como de esta última, están dentro del colectivo queer, así que sí que es mi manera de entender el nuevo concepto de masculinidad. Mucho menos encorsetado, menos estereotipado y con más libertad de poder expresarse con sensibilidad. Además de enfocarme en la salud mental, poniendo de manifiesto enfermedades que siempre se han asociado al género femenino, como puede ser un TCA, y que puede afectar a cualquier género indistintamente.
¿Ya tienes en mente el próximo proyecto?
Ya lleva en marcha desde hace unas semanas. Quien escribe siempre tiene una idea en mente y encadena historias. Y no solo tengo uno, sino varios que están avanzando lentamente.