Doug Liman –director de El caso Bourne, Jumper o Al filo del mañana– nos trae una vibrante aventura de ciencia ficción con un punto de partida muy original. La película es la adaptación de la primera de una trilogía de novelas conocida bajo el nombre de Chaos Walking, cuyo primer volumen se titula El cuchillo en la mano.
Todd vive en una colonia humana en un planeta llamado Nuevo mundo donde las mujeres murieron asesinadas a manos de los nativos y los hombres poseen una extraña facultad llamada “ruido” que hace que sus pensamientos sean visibles a ojos y oídos de los demás. Hasta que se estrella una pequeña nave de reconocimiento con una sola superviviente, Viola, una chica que no posee el “ruido”, a quien Todd pondrá a salvo de todo y todos, descubriendo secretos para los que tal vez no está preparado y que tal vez no sea capaz de guardar.
Y desconozco el material literario del que parte la cinta pero si sé que lo que vemos en pantalla es el resultado de una producción muy accidentada que empezó en 2017 y que no ha visto la luz hasta este 2021. Lionsgate adquirió los derechos con el fin de tener su nuevo Los juegos del hambre, el prestigioso Charlie Kaufman –guionista, director de cine y novelista con títulos como Como ser John Malkovich u Olvidate de mí– fue fichado para que entregase un guión pero se vió incapaz de trasladarlo a la gran pantalla y acabó bajándose del proyecto.
Tras esta pérdida se sucedieron los aplazamientos, fichajes de nuevos guionistas, idas y venidas de nuevos productores hasta que dio comienzo la filmación y está claro que lo que ha llegado a nuestros cines no es lo que podríamos haber tenido.
Es una película vistosa y entretenida sí, pero el potencial de los temas que abre y plantea –una sociedad donde no existen mujeres, el tener “al descubierto” todo lo que piensas- nunca son aprovechados y acaba recordando a otros films donde un visitante del espacio llega y ayudado de un humano pone rumbo en un accidentado viaje para regresar a su lugar de origen siendo perseguido por los malos.
La diferencia aquí es que la visitante es humana y la capacidad especial –“el ruido”- la poseen los colonos, lo que hace especial a la chica, es ser una chica –Todd, el personaje de Tom Holland, nunca ha visto una- y no poseer dicha facultad, lo cual la hace peligrosa para el resto de personajes, pues nunca pueden saber las intenciones de la recién llegada.
En el apartado actoral al ya mencionado Tom Holland –toda una estrella por ser Spider-man en el universo cinematográfico de Marvel Studios– quien hace lo que puede como un confundido héroe a su pesar, lo acompañan la estrella de Star Wars, Daisy Riley –Rey en la nueva trilogía- como la chica en apuros pero dura de pelar y a estos los secundan Mads Mikkelsen como el alcalde Prentiss cuyas intenciones no parecen de fiar y que es capaz de ocultar al resto su “ruido”, David Oyelowo como un predicador un tanto demente y Demian Bichir como Ben, el preocupado y amoroso padre de Todd.
Visualmente, Chaos Walking tiene una ambientación post apocalíptica y casi parece un western merced a los preciosos paisajes de Canadá, Escocia e Islandia donde fue filmada y al diseño de producción y vestuario de los personajes. En el apartado de fx, la forma en que Liman nos deja ver ese “ruido” lo asemeja a una especie de proyecciones holográficas que giran alrededor de los personajes, los extraterrestres poseen un diseño ya visto en otras producciones pero que cumplen con su cometido y todas las escenas –que no son muchas- de naves espaciales, están bien elaboradas e integradas en la acción.
Al final lo que tenemos es un film futurista que abre muchos temas pero no quiere tratarlos. Prefiere ir a lo seguro, la aventura de dos personajes obligados a llevarse bien para salvar sus vidas y las del resto del nuevo planeta con un velado romance, un tono amable muy para todos los públicos y un potencial que se antoja desaprovechado y que apunta a que raro será que veamos las dos secuelas. Una pena.